Por Juan Gelman
“La idea es que los palestinos estén a dieta, no matarlos de hambre”: son palabras pronunciadas hace más de seis años por Dov Weisglass, asesor de Ehud Olmert, primer ministro entonces de Israel, poco después de que Hamas ganara las elecciones en Gaza (www.commondreams.org, 24-10-12). Más bien parecía una metáfora esta respuesta a tal victoria.
“La idea es que los palestinos estén a dieta, no matarlos de hambre”: son palabras pronunciadas hace más de seis años por Dov Weisglass, asesor de Ehud Olmert, primer ministro entonces de Israel, poco después de que Hamas ganara las elecciones en Gaza (www.commondreams.org, 24-10-12). Más bien parecía una metáfora esta respuesta a tal victoria.
Pero no: es
una política minuciosamente diseñada por el gobierno israelí. Gisha, una organización israelí que brega por la libertad de
movimiento y de comercio de los palestinos, logró tras una batalla legal
de tres años y medio la desclasificación de un documento secreto
atinente a las “líneas rojas” impuestas a los habitantes de la Franja.
Dicho documento se redactó a comienzos de 2008, cuando Olmert decidió
apretar aún más el cuello –y el estómago– del millón y medio de
habitantes del territorio, bloqueado desde junio del 2006 en demanda de
la libertad de un soldado de Israel prisionero de Hamas. “El objetivo oficial de esta política era emprender una guerra
económica a fin de paralizar la economía de Gaza y, según el ministro de
Defensa (israelí), presionar al gobierno de Hamas”, señala un informe
de Gisha (www.france24.com, 17-10-12). Fue cuidadosamente preparada.
Funcionarios del sistema de salud israelí calcularon el mínimo de
calorías que necesitaba cada palestino y, sobre esa base, el número de
camiones con alimentos cuya entrada a Gaza debía permitirse.