Ahora que el espectáculo cuatrienal de la elección presidencial está
alcanzando la cúspide, es útil preguntar cómo las campañas políticas
están abordando los temas más cruciales que enfrentamos. La respuesta es
sencilla: mal, o para nada. En tal caso, surgen algunas preguntas
importantes: ¿por qué, y qué podemos hacer al respecto?.
Estos son dos temas de abrumadora importancia, porque el destino de las especies está en juego: desastre ambiental y guerra nuclear.
El primero aparece regularmente en las primeras planas. El 19 de septiembre, por ejemplo, Justin Gillis reportó en The New York Times que el derretimiento del hielo del mar Ártico había terminado para este año, “pero no antes de demoler el récord anterior, y hacer sonar nuevas alarmas sobre el rápido ritmo del cambio en la región”.
Estos son dos temas de abrumadora importancia, porque el destino de las especies está en juego: desastre ambiental y guerra nuclear.
El primero aparece regularmente en las primeras planas. El 19 de septiembre, por ejemplo, Justin Gillis reportó en The New York Times que el derretimiento del hielo del mar Ártico había terminado para este año, “pero no antes de demoler el récord anterior, y hacer sonar nuevas alarmas sobre el rápido ritmo del cambio en la región”.
El derretimiento es más veloz de lo que habían previsto sofisticados modelos computacionales y el reciente informe de la ONU sobre el calentamiento global. Los datos indican que el hielo de verano podría haber desaparecido en 2020. Estimaciones previas consideraban la desaparición del hielo de verano para 2050. Pero los gobiernos no han respondido al cambio con alguna urgencia mayor para limitar las emisiones de gases de invernadero”, escribe Gillis. “Por el contrario, su respuesta principal ha sido planear la explotación de los minerales recientemente accesibles en el Ártico, incluida la perforación para extraer más petróleo”; es decir, acelerar la catástrofe.
Esta reacción demuestra una extraordinaria disposición a sacrificar
las vidas de nuestros hijos y nietos a cambio de una ganancia a corto
plazo. O, una notable disposición a cerrar los ojos
para no ver el inminente peligro. No es todo. Un nuevo estudio del
Monitor de la Vulnerabilidad Climática ha encontrado que “el cambio
climático causado por el calentamiento global está desacelerando la
producción económica mundial en 1.6% al año y conducirá a una
duplicación de costos en las próximas décadas”. El estudio fue
ampliamente reportado en todas partes, pero a los estadunidenses se les
ahorró la inquietante noticia.
Las plataformas demócrata y republicana oficiales sobre los asuntos
climáticos son revisadas en la edición del 14 de septiembre de la
revista Science. En un raro caso de bipartidismo, ambos partidos
demandan que empeoremos el problema. En 2008, ambas plataformas
partidistas habían dedicado cierta atención a la forma en que el
gobierno debería abordar el cambio climático. Hoy, el tema casi ha
desaparecido de la plataforma republicana; la cual, sin embargo, demanda
que el Congreso “emprenda rápida acción” para evitar que la Agencia de
Protección Ambiental (EPA), establecida por el
ex presidente republicano Richard Nixon en días más sensatos, regule
los gases de invernadero. Y debemos abrir el refugio ártico de Alaska a
la perforación para “aprovechar todos nuestros recursos estadunidenses
concedidos por Dios”. No podemos desobedecer al Señor, después de todo. La plataforma también declara que “debemos restablecer la integridad científica a nuestras instituciones
públicas de investigación y retirar los incentivos políticos a la
investigación financiada públicamente”; palabras en código para la
ciencia climática.
El candidato republicano, en busca de escapar del
estigma de lo que entendía hace años sobre el cambio climático, ha
declarado que no hay consenso científico, así que deberíamos apoyar más
debate e investigación; pero no la acción, excepto para agravar más los
problemas. Los demócratas mencionan en su plataforma que existe un problema, y
recomiendan que deberíamos trabajar “hacia un acuerdo para establecer
límites a las emisiones al unísono con otras potencias emergentes”. Pero
eso es todo. El presidente Barack Obama ha enfatizado que debemos conseguir 100
años de independencia energética aprovechando la técnica de “fracking” o
fractura hidráulica y otras tecnologías; sin preguntarse cómo luciría
el mundo después de un siglo de tales prácticas.
Así que hay diferencias entre los partidos: sobre cuán entusiastamente los ratones deberían marchar hacia el precipicio.
El segundo tema importante, la guerra nuclear, también está en las
primeras planas todos los días, pero en una forma que asombraría a un
marciano que observara las extrañas actividades en la Tierra. La amenaza actual está de nuevo en Medio Oriente, específicamente
Irán; es decir, al menos según Occidente. En Medio Oriente, Estados
Unidos e Israel son considerados amenazas mucho mayores.
A diferencia de Irán, Israel se niega a permitir inspecciones o
firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Tiene cientos de armas
nucleares y sistemas de lanzamiento avanzados, y un largo historial de
violencia, agresión e ilegalidad, gracias al absoluto apoyo
estadounidense. Si Irán está buscando desarrollar armas nucleares, el
espionaje estadunidense no lo sabe. En su informe más reciente, la Agencia Internacional de Energía
Atómica dice que no puede demostrar “la ausencia de material nuclear y
actividades no declarados en Irán”; una forma indirecta de condenar a
Irán, como demanda EE.UU, mientras admite que la agencia no
puede añadir nada a las conclusiones del espionaje estadunidense.
Por tanto, a Irán debe negársele el derecho a enriquecer uranio que
está garantizado por el Tratado de No Proliferación Nuclear, y es
apoyado por la mayor parte del mundo, incluidos los países no alineados
que acaban de reunirse en Teherán. La posibilidad de que Irán pudiera
desarrollar armas nucleares surge en la campaña electoral. (El hecho de
que Israel ya las tenga no.) Dos posiciones se contraponen: ¿Estados
Unidos debería declarar que atacará si Irán alcanza la capacidad para
desarrollar armas nucleares, las cuales disfrutan docenas de países? ¿O
Washington debería mantener la “línea roja” más indefinida?
La segunda postura es la de la Casa Blanca; la primera es la
demandada por los belicosos israelíes, y la aceptada por el Congreso de
Estados Unidos. El Senado votó 90-uno a favor de apoyar la postura
israelí. Lo inexistente en el debate es la forma obvia de mitigar o poner fin a
cualquier amenaza que pudiera creerse representa Irán: Establecer una
zona libre de armas nucleares en la región. La oportunidad está
fácilmente disponible: una conferencia internacional se reunirá en unos
meses para buscar este objetivo, apoyado por casi todo el mundo,
incluida una mayoría de los israelíes.
El gobierno de Israel, sin embargo, ha anunciado que no participará
hasta que haya un acuerdo de paz general en la región, lo cual es
inalcanzable en tanto Israel persista en sus actividades ilegales en los
territorios palestinos ocupados. Washington mantiene la misma postura,
e insiste en que Israel debe ser excluido de cualquier acuerdo regional
de ese tipo.
Pudiéramos estar avanzando hacia una guerra devastadora, posiblemente
incluso nuclear. Existen formas claras de superar esta amenaza, pero no
se adoptarán a menos que haya un activismo público a gran escala que
demande que la oportunidad sea aprovechada. Esto, a su vez, es altamente
improbable en tanto estos temas sigan fuera de la agenda, no sólo en el
circo electoral, sino en los medios y el gran debate nacional.
Las elecciones son operadas por la industria de las relaciones
públicas. Su tarea primaria es la publicidad comercial, que está
diseñada para socavar a los mercados creando consumidores desinformados
que tomarán decisiones irracionales; totalmente lo opuesto de cómo se
supone que funcionan los mercados, pero ciertamente familiar para
cualquiera que haya visto la televisión. Simplemente es natural que cuando es llamada para operar las
elecciones, la industria adopte los mismos procedimientos para beneficio
de quienes le pagan, quienes ciertamente no quieren ver ciudadanos
informados tomando decisiones racionales. En cualquier caso, las víctimas, sin embargo, no tienen que obedecer.
La pasividad podría ser el rumbo fácil, pero difícilmente es el
honorable.
bravo por chomsky, ese maestro de hace tantos años...
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