Después de tanta expectativa e incertidumbre en una jornada histórica para Venezuela, Hugo Chávez fue reelecto para un tercer mandato en unas elecciones absolutamente limpias, impidiendo
la restauración neoliberal alentada desde EE.UU y países
europeos. El triunfo es un aliento para el proceso integrador de la región y para aquellos que en
Latinoamérica y el mundo buscan salida a la crisis del neoliberalismo. Entre los logros en los 14 años de gobierno, se pueden
sumar la reducción de la pobreza y desempleo, eliminación del
analfabetismo, consecución de un alto nivel de desarrollo humano, acceso gratuito a la salud y a una red eficiente de alimentos y
ser el quinto país en matrícula universitaria.
Hoy las preocupaciones de muchos son las de las clases medias urbanas
latinoamericana: la inseguridad, la corrupción y la ineficiencia e
ineficacia del aparato burocrático. Jesse Chacón, ex ministro del
Interior y ahora director de una encuestadora, señala que en Venezuela
el contrato social se rompe en el ’89, con el Caracazo, cuando la tasa
de homicidios por cada 100 mil habitantes estaba en 6. En una década
pasó de seis a 37 y en 2009 estaba en 44. "El Estado creyó algo que no es cierto: si disminuyes la pobreza,
disminuye la violencia. Del ’99 al 2009 la pobreza se redujo a la mitad y
la pobreza extrema del 27% bajó al 7%, sin
embargo, la violencia no decreció. Las medidas neoliberales de los
noventa desarticularon la estructura social, indicó
Chacón.
La Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela es una de las pocas del mundo que establece la posibilidad de suspensión de mandatos del Poder Ejecutivo después de cumplida la mitad del ejercicio. Ese instrumento creó una oportunidad sin precedentes para que una parcela insatisfecha de la población, un 20% de los electores, pueda convocar referendos con el objetivo de interrumpir mandatos y convocar nuevas elecciones. Bajo amparo de esa norma, en agosto de 2004 fue realizado un referendo que ratificó a Chávez en la Presidencia con 5.800.629 de votos (59,1%) contra 3.989.008 de votos (40,6%).
El nuevo triunfo del presidente, en 2012, amplía el horizonte de transformaciones estructurales de Venezuela. El gobierno ha fortalecido el papel del Estado en la economía, con mayor poder para planificar e implementar políticas, buscando intervenir –con creciente participación popular– en los principales medios de producción. Internamente, el petróleo ha financiado la estructuración y el fortalecimiento del mercado nacional, con un proceso soberano de industrialización y la creación de nuevas empresas básicas e importantes obras de infraestructura (distinto a la industrialización dependiente asociada a las transnacionales, llevada a cabo a partir de los años sesenta por Betancourt y Rockefeller).
Chávez destacó que "Venezuela tiene una gran relevancia en el mundo, pues es la primera reserva de crudo del planeta. Son cinco los países con reservas importantes: Rusia, Irán, Arabia Saudí, Irak y Venezuela”, detalló. Recordó, que todos los presidentes del país que pretendieron tomar las riendas del negocio petrolero fueron derrocados: “La causa fundamental: el petróleo, porque los países poderosos necesitan ese petróleo”. Señaló que su gobierno representa “lo que algunos llaman el mal ejemplo”, es decir, “un país que es capaz de levantarse” contra el neoliberalismo. “Hemos demostrado muchas cosas sin el FMI, el Banco Mundial (BM), libres y soberanos, y acosados por todos esos poderes”, comentó.
El gran espectáculo democrático de todos los venezolanos debería ser suficiente para abrir los ojos de los desinformados. Debería ser suficiente para ridiculizar a los grandes medios de comunicación, que niegan lo que es innegable. Ganó Chávez, de nuevo. Ganó la democracia en Venezuela, el civismo fue absoluto. Uno de los mayores triunfos es haber convertido al ciudadano en sujeto de política, como eslabón imprescindible para soñar con una democracia participativa. La oposición no tendrá derecho a quejarse, pues controla la mayoría de los medios de información. Hay muchos perdedores, entre ellos la élite liberal y privatizadora, las transnacionales del petróleo y del gas, la prensa comercial nacional e internacional que quisieron crear un clima de violencia y de eventual fraude.
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