lunes, 28 de febrero de 2011

Hambre de justicia globalizada

Entre interpretaciones que glorifican a las redes sociales, pasó desapercibido un factor tradicional y tajante: los alimentos subieron un 32 por ciento en el segundo semestre de 2010. Un viejo problema que va a agravarse en el futuro.
Por Peter Popham

La revolución avanza. Mientras Khadafi suelta a sus matones y mercenarios para la pelea final en las calles de Trípoli, hay varias muertes en Irak a medida que las protestas se hacen más duras. El rey Abdulá de Arabia Saudita intenta sobornar a sus súbditos con una coima de 35.000 millones de dólares en viviendas, servicios sociales y becas. Ahí nomás en Bahrein sueltan presos políticos pero la situación no se calma. En Irán, el presidente no para de hablar, encantado, sobre el caos en el mundo árabe, sin mencionar el creciente odio en su propio país. La oposición en Yemen gana fuerza cada día. Y no es cosa del Medio Oriente nada más. Es una crisis africana: Túnez, donde todo empezó, es un país africano y esta semana un desesperado veterano de guerra se quemó vivo frente al palacio presidencial de Senegal, imitando al vendedor ambulante de Tunez. El espíritu de la revuelta se extiende como un incendio a media docena de naciones africanas desgobernadas, con disturbios en Mauritania, Gabón, Camerún y Zimbabwe.

sábado, 26 de febrero de 2011

Mujeres árabes: que no les roben su revolución

Por: Nuria Tesón

Demasiado tiempo han pasado las mujeres árabes poniéndose en el lugar que se les pedía o sea, atrás. Algo contradictorio (o no tanto), teniendo en cuenta que por su papel como sostén de la unidad familiar son las que mejor conocen los problemas que aquejan a su sociedad. Son las primeras en percibir el aumento de los productos básicos; hacen malabares para llevar la economía casera y cada vez en mayor número, se incorporan al mercado laboral. Aunque, lo hagan en inferioridad de condiciones económicas, en eso no difieren de sus hermanas de Occidente. Por eso, es fácil entender por qué las calles de Túnez y de Egipto, protagonistas de la actualidad internacional estas últimas semanas, se han llenado de féminas revolucionarias.

viernes, 25 de febrero de 2011

Los bunga bunga de Berlusconi

El sumario del caso Ruby, la joven marroquí, que según la Fiscalía de Milán se prostituyó en casa del primer ministro italiano, ofrecen un sórdido relato, un catálogo de derrotas humanas y mentiras políticas. Nadie ríe, nadie goza, nadie parece disfrutar realmente en las noches de bunga bunga (código de la casa para decir orgía) organizadas en 2010. Son páginas y fiestas, más tenebrosas que morbosas. Aunque la mecánica prosa judicial no deja un resquicio a la compasión ni a la filosofía, el texto filtrado por la prensa italiana revela toda la misoginia, el narcisismo y el abuso de poder imaginable. Se resumen en dos acusaciones que podrían suponer hasta 15 años de cárcel para Silvio Berlusconi (prostitución de menores agravada y abuso del cargo) y en una imputación más, por el primer delito, para sus presuntos proxenetas.

miércoles, 23 de febrero de 2011

El Estado soy yo


Por Juan Goytisolo, escritor español.

A mediados de los ochenta del pasado siglo, charlaba con amigos músicos de la plaza de Marraquech en la peluquería en la que trabajaba uno de ellos cuando entró un desconocido de una treinta años cuyo acento nos intrigó. No era magrebí ni egipcio ni de Oriente Próximo. Mientras se sometía a las tijeras del barbero, le preguntamos de dónde procedía. De Libia, dijo. Curioso como soy, le pedí su opinión sobre el Líder Máximo. "Es mi padre", dijo. "Bueno, el padre de todos los libios". Su singular sistema de gobierno, insistí, ¿funcionaba bien? Como una seda, repuso. La gente, ¿vivía satisfecha? Satisfecha, no, feliz. Le comenté que la perfección que nos pintaba no existe en nuestro triste mundo. Todas las sociedades del planeta tienen problemas, pequeños o grandes, pero problemas. El desconocido pareció reflexionar y su letanía de las bondades del sistema se trocó en lamento. Sí, había un problema, el de la dote. Casarse era muy caro, no estaba al alcance de todos los bolsillos. El tono de su voz cambió también de la autoafirmación a la angustia. Había venido a Marruecos en busca de una novia. En Casablanca le hablaron de una muchacha virgen y quien la conocía le prometió concertar una cita con ella, previo regalo antes de los preliminares del trato, él confió 2.000 dirhams al intermediario y a la hora fijada para el encuentro en un café del centro, no aparecieron, le habían engañado y se sentía deshecho, aquella era su última oportunidad, nos preguntó si conocíamos a alguna joven casadera, aunque tuviera algún defecto, a él no le importaba, quería volver a su tierra casado y con los papeles en regla... La visión beatífica de la yamahiriya de Gadafi se había convertido de golpe en desesperanza. Ignoro si alcanzó su objetivo o regresó a Libia con las manos vacías.

sábado, 12 de febrero de 2011

La caída de Mubarak

Con los ojos bien abiertos para no perder ni un segundo del fulgurante movimiento democrático que los países árabes del sur del Mediterráneo, le ofrecieron al mundo ante las atónitas reacciones de las potencias mundiales. Las rebeliones corrieron el maquillaje de la hipocresía y el doble discurso de Occidente. Por todos los medios, nos dicen que son un nido de fundamentalistas, sociedades ciegas por la religión y la ignorancia. Pero transformaron la realidad: sin bombas ni secuestros, sin extremismos ni extorsiones, a fuerza de resistencia y sin otra violencia que la que los mismos regímenes asfixiados por la multitud desencadenaron para aplastar la rebelión.

Los portavoces del bien y la moral, Estados Unidos y la Unión Europea, dicen que exportan democracia y libertad pero apoyan a los autócratas de Medio Oriente, lo justifican como estrategia para combatir el terrorismo y mientras se aseguran la provisión del petróleo que tanto necesitan. Cóctel de invasiones salvadoras y sostén de regimenes asesinos, que mantuvieron en pie con millones de dólares en cooperación militar y legitimidad internacional. La inmolación del joven vendedor, encendió la mecha. Su cuerpo ardió y con él se quemó un montaje político perverso y degradante, semejante a las dictaduras de América del Sur. Se sabe que crimen y represión + corrupción + impunidad es igual a gobiernos títeres. Es una obviedad más difundida después del triunfo egipcio.

Aunque el rumbo de la transición sea todavía incierto, Con  la caída de Mubarak , el vendaval adquiere una envergadura histórica y promete seguir creciendo. Las manifestaciones en Yemen y Argelia son un indicio. Los árabes se enfrentaron solos con la historia, se plantaron para decir hasta aquí llegamos.  La generación digital más activa no estaba en San Francisco, Nueva York o Berlín, sino en Túnez y El Cairo. Internet no hizo más que comunicar más rápido décadas de humillación, represión y empobrecimiento. El oxígeno universal que exhala el sur del Mediterráneo nos autoriza al más profundo y emocionante de los sueños: un mundo mejor es posible.

Canción de la rebelión de Tahrir: Saut al-hurria, “La voz de la libertad”.

viernes, 4 de febrero de 2011

Pánico estratégico

Por Francisco G. Basterra

Todavía no sabemos si la temida policía secreta Mujarabat está quemando los ficheros de la represión, institucionalizadas en el Egipto de Mubarak, como hizo la PIDE portuguesa en la Revolución de los Claveles en las últimas horas. La destrucción de las huellas del crimen junto con el avión presidencial listo en la pista para despegar son las señales definitivas de la caída de una dictadura. Más la decisión de la Casa Blanca. Obama ya ha transmitido la urgencia de la salida del poder del último faraón. El aliado estratégico que durante 30 años ha protegido los intereses de EEUU cuidando a Israel y bloqueando al islamismo. Ha cumplido con creces. Pero ahora, para seguir manteniendo, el orden norteamericano en Oriente Próximo, preservar las fuentes de petróleo en Arabia Saudí, y poder enfrentar el ascenso regional de Irán, el rais debe saltar. "Quizás sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Esta frase atribuida a Roosevelt referida al dictador Somoza, en Nicaragua, explica los recelos de Washington para sacar el tapón y dar paso a una nueva época en Oriente Próximo.

El Cairo en la calle



En las calles se ayudan sin tener en cuenta si son musulmanes o cristianos; se apoyan, se ofrecen agua o se invitan a comer. Se han limpiado las heridas o han corrido a buscar un médico cuando la policía ha disparado a uno de ellos. Se pintan la cara con lemas contra el Gobierno y se amontonan, cantando y gritando contra la represión del régimen de Mubarak. Han salido a la calle en todos los puntos del país y no piensan volver a sus casas hasta que lo que anhelan: libertad, seguridad, bienestar y democracia, logre instalarse desde Asuán hasta Alejandría, pasando por El Cairo.