En España hubo dos olas de apropiaciones. La primera fue con Franco, la segunda duró décadas, y era la entrega de niños robados a madres solteras o de escasos recursos


Los hijos de los “rojos” fueron enviados a instituciones comandadas por la Iglesia Católica, se les cambiaron los apellidos y perdieron el rastro de su verdadera historia. Antes de que lo suspendieran, el juez Baltasar Garzón estimó que esta práctica, que se prolongó desde los años ’40 hasta los ’50 dejó un saldo de 30 mil niños robados.
Pero la historia de la sustracción de menores continuó durante el régimen franquista. Después de los años ’50 hasta casi la década del ´90, el robo se trasladó a maternidades y hospitales, donde monjas y médicos robaban los hijos de madres solteras, o de escasos recursos. El mecanismo era siniestro. Por una puerta entraban la parturienta y por la otra una mujer que nunca había estado embarazada, se llevaba al recién nacido. “La sociedad y el Estado tienen una deuda moral con las víctimas. El Estado no se dotó de los medios de control necesarios para evitar que esas situaciones se dieran repetidamente en todo el territorio y de una manera sistemática. Los ladrones de niños se servían de instituciones públicas para las que trabajaban”, apuntó Barroso, que preside la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares. “Es el sistema político el que debe moverse. Hasta ahora todo lo han hecho las familias”, dijo una de las afectadas.
Las bancadas parlamentarias se hicieron eco del reclamo. “Estamos hablando de delitos de lesa humanidad. Es algo parecido a los niños desaparecidos durante la dictadura argentina. Estamos ante una parte de nuestra historia desconocida hasta ahora y que ha quedado impune. El sociólogo Francisco González de Tena, que ha entrevistado a decenas de madres de hijos robados y redactó para el juez Garzón un informe con sus datos, asegura: "Desde el punto de vista social y antropológico, el problema es inmenso. El psicólogo Fouce, profesor en la Universidad Carlos III, asegura que "los problemas de identidad y la indefensión" que genera el robo de niños "son los traumas más graves a los que puede enfrentarse un ser humano". La mejor terapia, añade, "es la ventilación emocional, para lo cual resulta absolutamente necesaria la clarificación de la verdad y el apoyo de las instituciones".
Las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina hacen un gran trabajo con un drama similar. Claro que ahora cuentan con el apoyo de todo un Gobierno.
ResponderEliminarPrevio al apoyo del gobierno, en Argentina existió siempre mucha presión por parte de la sociedad para que las muertes de la dictadura no quedaran impunes.
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