El Viejo Continente exhibe un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia
de las medidas de ajuste y los rescates a bancos y estados. Natalia
Alonso, directora de Oxfam, analiza los defectos y efectos del modelo
económico europeo.
Por Marcelo Justo, desde Londres
A más de cinco años del estallido financiero de 2008 y la gran
recesión mundial del siglo XXI, Europa exhibe un nuevo mapa de la
pobreza que, según la organización humanitaria Oxfam, podría tomar 25
años en revertirse. Las medidas de ajuste implementadas para equilibrar
los más de cuatro millones de euros gastados en el rescate de bancos y
estados están llevando a una explosión de los números de la pobreza
tanto en el centro como en la periferia. En Portugal un 18%
vive debajo de la línea de la pobreza, en España tres millones
sobreviven con menos de 307 euros por mes, en Italia se duplicó el
número de pobres en los últimos seis años y en el país más rico de los
europeos, Alemania, casi ocho millones de personas sobreviven con
sueldos de 450 euros mensuales gracias a los minitrabajos de la
flexibilización laboral. La directora
internacional de Oxfam, Natalia Alonso, responde sobre este nuevo panorama
europeo.
–Visto desde América latina es a veces difícil imaginar la
pobreza en una Europa desarrollada y con sistemas de seguridad social de
larga data. ¿Cuál es el panorama concreto que se vive hoy?
–Hay un nuevo mapa de la pobreza en Europa por las medidas de
austeridad que han aumentado no sólo la pobreza sino los niveles de
desigualdad. El cálculo que hacemos es que si se siguen aplicando estas
medidas habrá entre 15 y 25 millones de europeos más en riesgo de
pobreza en 2025. Si sumamos esta estimación a la población que ya hoy
enfrenta este riesgo de pobreza según las cifras oficiales de la oficina
de estadísticas europea, la Eurostat, tendríamos que en 2025 unos 146
millones de europeos, más de una cuarta parte de la población, estaría
enfrentando este riesgo. Esto significa un aumento considerable en
términos de lo que se llama pobreza relativa, medida en relación con el
ingreso promedio de un país, pero también en cuanto a la pobreza
absoluta, donde la supervivencia misma está en juego. Con la pérdida del
empleo se va perdiendo la vivienda, la fuente de ingresos, los derechos
sociales. Si a esto le añadimos el desmantelamiento de los sistemas de
protección social por las medidas de ajuste, el resultado es un enorme
aumento del número de gente vulnerable. Y lejos de resolver el problema
de la deuda o de estimular el crecimiento, estas medidas de ajuste están
empeorando la situación en ambos frentes.
–Es evidente que esta crisis ha tenido un impacto
especialmente fuerte en la llamada periferia de la Eurozona, países como
Grecia, Portugal y España.
–Estos países por presión externa o de la misma Unión Europea han
impuesto medidas muy drásticas y, por tanto, están experimentando un
importante salto en los niveles de pobreza. Estos niveles se ven no sólo
en el aumento del desempleo, sino en el desempleo de más de dos años
que significa en muchos países europeos la pérdida de cobertura social y
la profundización de una espiral de pobreza. Cada país tiene su
dinámica particular. En España e Irlanda hemos visto el fenómeno de los
desahucios o desalojos de vivienda que impacta aún más sobre la extrema
vulnerabilidad del desempleo generando virtuales parias y marginados
sociales. En un momento en España se echaba a 115 familias por día de
sus casas y no sólo se los echaba sino que se les mantenía la deuda
porque no se admitía el valor del piso como pago. Esto a su vez afecta a
los garantes del piso, que con frecuencia son los padres o familiares.
–El empobrecimiento también ha golpeado a países centrales como Alemania en el interior de la Eurozona o el Reino Unido por fuera.
–El empobrecimiento también ha golpeado a países centrales como Alemania en el interior de la Eurozona o el Reino Unido por fuera.
–En el caso del Reino Unido, las medidas de austeridad que ha
seguido el gobierno han impactado mucho más duramente al 10%
más pobre que al más rico. Este 10% más pobre vio una
reducción del 38% en su ingreso neto desde 2007. Es el impacto
que han tenido los programas de ajuste en la desigualdad en Europa en
general. En Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España y el Reino Unido
se ha visto un crecimiento de los niveles de desigualdad comparables con
el 16% de aumento que experimentó Bolivia en los seis años
que siguieron al programa de ajuste de los ’90. En estos países
europeos, o el 10 por ciento más rico gana más o el 10% más
pobre gana menos o ambas cosas. Hoy el Reino Unido tiene niveles de
desigualdad mayores que Estados Unidos. Si no se revierte la actual
situación y se sigue con la política, el Coeficiente Gini de la
desigualdad del Reino Unido y España se parecerá muchísimo al de
Paraguay.
–La imagen de Europa en América latina es de una Seguridad
Social que neutraliza los peligros de la pobreza. ¿Esto sigue siendo
válido?
–La acción reequilibrante que tenía la Seguridad Social ya no está
funcionando de la misma manera porque se han quitado o reducido los
apoyos que existían a personas discapacitadas o desempleados. Esto crea
mayor desigualdad, pobreza y crisis social. Y está aumentando otras
desigualdades como la de género. Las mujeres son las primeras que
pierden los puestos de trabajo.
–El modelo económico europeo tenía uno de sus pilares en un
equilibrio social que favorecía un fuerte consumo interno. ¿Estamos ante
un nuevo modelo económico?
–Estamos ante un modelo cada vez más desequilibrado, en el que muy
pocos tienen mucho y gozan de una extraordinaria proximidad al poder
político, lo que genera problemas de legitimidad. Según las
proyecciones, se supone que habrá crecimiento económico en 2014 y 2015
en la Unión Europea, pero en caso de que efectivamente se produzca este
crecimiento será muy desigual. La austeridad está sentando las bases de
una Europa de profundas divisiones sociales y nacionales.
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