La sonrisa de una miliciana, fusil al hombro, mirando a la cámara en la
terraza del Hotel Colón de Barcelona, que en el verano de 1936 se había convertido en sede de las
Juventudes Socialistas Unificadas, se convirtió en un icono emblemático
de la resistencia antifascista. La joven es Marina Ginestà, tenía 17 años y el sueño de una revolución cuando posó orgullosa y desafiante, inmortalizada por el fotógrafo Hans Gutmann. Se
vivía un momento histórico, la primera victoria del pueblo en armas
frente a los militares alzados contra la República. La fotografía sirvió de portada para el libro Trece rosas rojas de Carlos Fonseca. "Es una buena foto, refleja el sentimiento que teníamos en aquel momento.
Había llegado el socialismo, los clientes del hotel se habían marchado.
Había euforia", afirmaba Ginestà en una entrevista con la Agencia Efe en
su domicilio de París. Marina fue traductora del enviado especial del diario soviético Pravda Mijail Koltsov y periodista en varios medios republicanos. Casi 77 años después de la instantánea, Marina ha fallecido en París a los 94 años.
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