Hija de uno de los grandes propagandistas del nazismo (el camarógrafo alemán Hans Ertl, conocido como “el fotógrafo de Hitler”), Monika Ertl terminó en Bolivia cuando el Tercer Reich se derrumbó y los jerarcas huyeron a los refugios más lejanos del planeta. Se crió en un círculo tan cerrado como racista, en el que brillaban su padre y un siniestro personaje al que ella llamaba “tío”: Klaus Barbie, “el Carnicero de Lyon”.
Pero la joven y bella alemana creció y todo cambió en el final de los años sesenta. La muerte de Ernesto Guevara en la selva boliviana significó el empujón final: rompió con sus raíces y en un giro copernicano en 1969 ingresó al ELN, grupo guerrillero creado por el Che, y se convirtió en "Imilla" que en lengua quechua y aymara significa niña india. Cruza el Atlántico, vuelve a su Alemania natal y en Hamburgo el 1 de abril de 1971, entra al consulado de Bolivia y espera ser atendida. Al ser recibida por el cónsul, extrae un revolver y le dispara tres veces ¿Quién
era? Nada menos que “Toto”, el coronel Roberto Quintanilla Pereira -personaje odiado por la izquierda mundial-, responsable directo de la amputación de las manos de Guevara, luego de su fusilamiento en La Higuera. Allí comenzó una
cacería que atravesó países y mares, y que sólo encontró su fin el 12 de mayo de 1973, cuando
Monika fue ejecutada por fuerzas de seguridad bolivianas, en una emboscada que según fuentes fidedignas le tendió su traicionero “tío” Klaus Barbie.
Una historia increíble que pudo ser narrada gracias a la investigación del periodista alemán Jürgen Schreiber, reconocido como reportero
investigativo que ha escrito para prestigiosas
publicaciones de su país y que publicó recientemente una biografía de su
compatriota, con el título “La mujer que
vengó al Che Guevara”.
Muy buen articulo, desconocía estos sucesos. Ricardo
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