martes, 15 de marzo de 2011

El efecto Fukushima

Mientras los países del G-8 se manifestaron dispuestos a aportar "cualquier tipo de ayuda para responder a las consecuencias del desastre" que afronta Japón, Suiza y Alemania suspenden proyectos nucleares, mientras que Francia, dos del mundo en materia nuclear, se niega a abandonar ese tipo de energía y quiere llevar el debate sobre la seguridad atómica al G20. Los miembros de la UE acordaron realizar medidas de control poniendo énfasis en los países del este. China aseguró que no cambiará su plana nuclear


La idea central surgida de la reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de los países de la UE es, según propuso Austria, llevar a cabo "pruebas de esfuerzo" a todas las centrales nucleares en Europa. "Todo el mundo consultado estuvo a favor de realizar las pruebas de estrés. Existe un consenso generalizado en la necesidad de hacerlo", comentó el comisario de Energía del bloque comunitario, Guenter Ottinger, quien anunció la medida, que será en principio voluntaria. Según informó la agencia DPA, el objetivo es dotar a las centrales nucleares europeas de todos los elementos de seguridad para que puedan resistir "situaciones límite", como un terremoto, un tsunami o un atentado terrorista, aunque parezcan imaginarias en Europa. La Comisión Europea entendió necesario aplicar el principio de prevención, ya que el "mapa nuclear" de Europa es tan diverso como su propia geografía.

Mientras en Europa occidental las centrales nucleares están consideradas por parte de los expertos como "seguras", organismos como el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) suelen señalar como ejemplos menos tranquilizadores las centrales de fabricación ex soviética, algunas de las cuales todavía están operativas en países que se sumaron a la UE hace poco, como Bulgaria (2007) o Hungría (2004). Otra muestra de la diversidad nuclear de Europa es que, mientras Austria permanece al margen de este tipo de energía, Francia (con 58 reactores) es el país numero dos del mundo, tras Estados Unidos, en el uso de energía nuclear, de la que obtiene el 80 por ciento de su consumo.

Bélgica, uno de los países geográficamente más pequeños de Europa, logra, con sus siete centrales, el 55 por ciento de su electricidad. Medidos los 27 socios en su conjunto, Europa obtiene el 30 por ciento de la energía que consume mediante las centrales nucleares, según datos de Bruselas. "Nadie quiere verse confrontado al riesgo nuclear. Nadie quiere en Europa que el vecino (en referencia a los socios del Este de Europa) utilicen una técnica nuclear desfasada y peligrosa o que sus instalaciones nucleares estén mal mantenidas", aseguró un diplomático de la UE.

Por su parte, las autoridades chinas aseguraron que el riesgo de radiación en las centrales nucleares japonesas no modificará su plan de energía nuclear, uno de los más ambiciosos del mundo. "En Japón las centrales nucleares utilizan tecnología de segunda generación, cuando en el mundo se está usando de tercera generación", explicó Shi Lishan, subdirector general del Departamento de Nuevas Energías y Renovables de la Administración General de la Energía de China, aunque reconoció que la catástrofe nipona "sí es un motivo para mejorar las tecnologías actuales".

En otro tono, el ministro de Exteriores japonés, Takaski Matsumoto, pidió a la comunidad internacional que mantenga la calma en relación con la posible catástrofe nuclear. Aseguró que su gobierno hace todo lo posible por controlar la situación. "Damos reportes regularmente al Organismo Internacional para la Energía Atómica e informamos a los medios y los diplomáticos en el lugar de los hechos", subrayó.

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