El silencio de los Estados de la Liga Árabe fue roto por el secretario general de la organización que les agrupa, Amr Musa, quien expuso con claridad el temor que tienen sus miembros: "El objetivo es proteger a civiles y no una invasión". Coinciden todos los países árabes e incluso el Consejo Nacional libio que reagrupa a los sublevados contra Muamar el Gadafi: ningún soldado occidental debe pisar suelo libio. La sombra de las guerras de Irak y Afganistán incita a las capitales árabes a ser cautas. Solo Turquía -país musulmán, no árabe, y miembro de la OTAN- alzó la voz enérgicamente para exigir un alto el fuego inmediato. La mayoría de las naciones islámicas ha optado, por un perfil bajo, por mucho que varios de sus gobernantes detesten a Gadafi. Cuando sus Gobiernos hablan, como lo hizo ayer Túnez, es para dejar claro que no participarán en la aventura militar. Solo Catar y Emiratos Árabes Unidos - que impulsaron la aprobación de la zona de exclusión- se declaran dispuestos a participar. Desde un punto de vista militar no es relevante la ausencia de los Ejércitos árabes en la operación en marcha. Poco podrían aportar a la potente maquinaria bélica occidental que capitanean Francia y el Reino Unido. Además, muchos gobiernos árabes están enfrascados en sofocar sus revueltas internas como para poder unirse a las operaciones.
J. M. MUÑOZ / I. CEMBRERO - El Cairo / Madri
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