Por Eric Nepomuceno
Desde Río de Janeiro
Brasil es, entre los países emergentes, un exportador de cierto
relieve. Produce y vende al mundo soja, mineral de hierro, carnes, café, aviones, automóviles,
manufacturados, y también alguna que otra secta evangélica (la Iglesia
Universal del Reino de Dios, por ejemplo, engendro puramente brasileño,
es una potencia que crece en el mundo). Ultimamente, la lista ganó
al menos dos novedades: cada vez más Brasil produce y vende sueños e
ilusiones.
El sueño de ser jugador de fútbol o modelo son algunas de las excusas para fortalecer el
tráfico de personas, que no hace otra cosa que crecer en el exterior, según arrojan las investigaciones. La consecuencia
es que cada año aumenta el número de casos investigados por la Policía
Federal brasileña. Hay los que resultan en prostitución, venta de
órganos, adopción ilegal de bebés, trabajo esclavo y algo más.
Acorde con las investigaciones, los destinos más comunes son los
países de Medio Oriente y de Europa. Curiosamente, mientras aumenta el
número de europeos, principalmente portugueses y españoles con formación
calificada, que buscan trabajo en Brasil, crece el número de denuncias
que la Policía Federal brasileña recibe sobre tráfico ilegal de personas
al exterior. Italia, Suiza, España y Portugal son los principales
destinos primarios (porque de esos países suelen ir a otros) de la
inmigración ilusoria de miles de brasileños. Aunque no existan datos
oficiales, las autoridades calculan que cada año al menos cien mil
brasileños, jóvenes en su mayoría, se dejan engañar de alguna manera y
terminan siendo víctimas de bien organizados bandos de traficantes de
personas.
Uno de los focos de investigación es el de adolescentes que quieren
ser jugadores de fútbol y persiguen el sueño de tornarse un Messi, que
en plena adolescencia fue a parar a Barcelona y se transformó en lo que
es. Hay casos de muchachos que fueron a parar a sitios remotos como Irán
o Letonia, esperando por la oportunidad única de transformarse en ídolo
mundial. En general entran en esos países de forma ilegal, y después de
algún tiempo de ser explotados de todas maneras buscan los consulados
brasileños pidiendo ayuda.
El número de adolescentes seducidos por promesas de trabajo –tanto
en el fútbol como en la carrera de modelos de publicidad– y que embarcan
en sueños falsos aumenta cada año. Los registros indican que de los
cerca de 30 mil casos de 2003 se llegó a más del triple en 2012. Las investigaciones de la Policía Federal brasileña indican que los
primeros en ser engañados son los padres de los jóvenes que embarcan
para aventuras que, en la mayoría de los casos, terminan muy mal.
Niñas que soñaban en transformarse de la noche a la mañana en
Giselle Bündchen despiertan transformadas en prostitutas en Málaga;
muchachos que querían ser el nuevo Messi se dan cuenta de que se
transformaron en siervos sexuales en algún rincón perdido del mundo
árabe y jóvenes que soñaban con ser algo se transforman en víctimas del
subempleo en varias partes del mundo.
En América latina, unas 800 mil personas viven en
situación de esclavitud o de trabajo en situaciones degradantes. Es
el cálculo del departamento de la ONU que trata del trabajo esclavo y de víctimas de promesas falsas de los traficantes de gente. En
Brasil, ese número es considerado absolutamente inferior a la realidad.
Solamente en 2011, los consulados recibieron pedidos de ayuda de poco
más de 20 mil brasileños y se conocen historias de muchos más que logran
volver al país por propia cuenta, sin recurrir a las autoridades.
Hay agentes para exportar lo que sea, de aspirantes a modelo a
jóvenes promesas del fútbol, de niñas que sueñan con ser bailarinas y se
transforman en prostitutas a médicos que se transforman en
contrabandistas de órganos humanos. La gran mayoría de los casos
converge hacia un mismo punto: la explotación sexual.
Y así, cada año Brasil se transforma, a medida que crecen sus
exportaciones positivas, en un gran exportador negativo de sueños y
carne humana. Las historias se repiten y el escenario puede ser
Barcelona, Lisboa, Teherán, Nueva Delhi o Roma. Es lo que indican las
investigaciones que cubren más de dos años de trabajo de la Policía
Federal brasileña.
Fueron identificadas al menos cincuenta agencias especializadas en
buscar trabajo en el exterior para jóvenes brasileños. Anuncian desde
plazas de camareros hasta domadores de caballo, de danzarinas a
cuidadoras de niños y ancianos, de candidatas a modelo a músicos.
Primera conclusión de ese trabajo de la policía: Brasil, mientras
exporta bienes tangibles, exporta víctimas de ilusiones. Peligrosas
ilusiones.
Desculpe por não escrever em Espanhol !
ResponderEliminar- Não concordo veementemente com o título da matéria, quiçá uns 10 a 20%. O Brasil não é um mundo fantástico para aqueles que chegam ou os que daqui são, e possuem em seu DNA a vontade de trabalhar... Nossa taxa de desemprego é uma das menores do mundo. É certo que a economia não anda bem, mas isso é global -- a Espanha, Grécia, Portugal, Itália e afins(Piigs)-- são exemplos disso. A formação profissional dos brasileiros crescem a cada ano, nos três setores.
Esse mundo fantástico que afirmas, é o mundo passado pelas telenovelas da Rede Globo. O Brasil não é só tráfico, drogas, samba, carnaval, favelas, Rio de janeiro. O Brasil é mais de 8,5 milhões de km2. Nós brasileiros não conhecemos o Brasil, desculpe pelo tom, mas um estrangeiro muito menos ainda terá conhecimento.
A cultura da Região Norte é totalmente diferente da Sul, que nada se assemelham às do Nordeste e Sudeste, também totalmente diferentes. Sendo o Centro-Oeste a mistura das quatro ditas e não se enquadra em nenhuma delas. Sou brasileiro e não conheço meu Estado, a Bahia. Aliás cada Estado da Federação possui uma cultura diferente, costumo dizer que o Brasil é um grande país feito de pequenos países.
Um último conselho pesquise no Google, sobre a cultura do Piauí e compare com a do Rio Grande do Sul.
Verás que digo a verdade.
Talvez possa ser mesmo um país de ilusões, devido ao fato de por experiências próprias israelense e palestinos serem meus vizinhos e amigos... ambos amigos(risos), e eu católico apostólico romano.