¿Por qué la sabiduría convencional está equivocada?
El editorial de El País del pasado 21 de julio
(Situación crítica) presenta la postura que caracteriza el pensamiento
dominante en el establishment español sobre la situación financiera del
país. Tal editorial indica que los mercados financieros no están
respondiendo a las medidas de austeridad muy marcada puestas en marcha
por el gobierno español presidido por Rajoy.
Por el tono del editorial, su autor parece asumir que los mercados
deberían haber tomado nota de tales medidas y recuperar su confianza en
el Estado español, exigiendo unos intereses más bajos a su deuda
pública, los cuales han alcanzado niveles que son inasumibles.
Este supuesto que asume que el Estado español “tiene que hacer sus
deberes” (lo cual implica en el lenguaje del establishment español
recortar y recortar gasto público, entre otras medidas, para reducir el
déficit público) a fin de recuperar “la famosa confianza de los
mercados” está justificando toda una serie de medidas que están llevando
al país al desastre. Ignora, además, un hecho clave: el tamaño de la
deuda pública y del déficit no es la causa de que la prima de riesgo
esté ya por las nubes en España.
¿Cuál es, pues, la causa? Y la respuesta la hemos estado señalando
unos pocos sin que se nos hiciera caso desde hace ya tiempo. El hecho de
que España tenga una prima de riesgo tan elevada se debe a dos
factores. Uno, a que España no tiene un Banco Central. Si lo tuviera,
éste haría lo que hace un Banco Central digno de su nombre: imprimiría
moneda y con ella compraría deuda pública, forzando la bajada de los
intereses de su deuda. Esto es lo que hace el Banco Central
estadounidense (The Federal Reserve Board), el Banco de Inglaterra, el
Banco del Japón y un largo etcétera.
El editorialista de El País no ha captado todavía (como tampoco lo ha
captado el establishment español) que los intereses de la deuda pública
no los determinan los mercados financieros, sino predominantemente el
Banco Central del país que genera la deuda. Al no tener un Banco
Central, consecuencia de estar en la Eurozona, España no puede regular
los intereses de su deuda pública. Y como consecuencia, éstos suben y
suben porque es lo que le conviene a los mercados financieros, que se
ceban y enriquecen a base de tales escaladas en el precio de la deuda.
El segundo hecho que explica la elevada prima de riesgo de la deuda
pública española es que, además de no tener un Banco Central, el que así
se llama en la Eurozona, el Banco Central Europeo no es un Banco
Central, sino que es predominantemente un lobby de la banca alemana. El
establishment español parece que no ha captado esto tampoco. Si fuera
un Banco Central imprimiría dinero y compraría deuda pública de los
Estados de la Eurozona que pagan intereses exagerados por su deuda.
Con ello, los intereses bajarían. Pero el BCE no hace esto. Dice que lo
tiene prohibido (aunque lo hace de vez en cuando, en situaciones
extremas). Lo que sí hace es imprimir dinero y se lo presta a la banca
privada a unos intereses bajos (0,75%) y con este dinero la banca
compra deuda pública a intereses elevadísimos (un 7% y un 6% en el
caso español e italiano). ¡Un negocio redondo!
Ahora bien, el BCE se pasó de rosca. Y ahora, la banca privada
(incluyendo la alemana) está llena de bonos públicos y privados de los
países periféricos y le preocupa que ahora los Estados de estos países
no puedan pagar. Alemania posee la friolera cantidad de 770.000 millones
de euros de deuda pública y privada de los países intervenidos (Grecia,
Portugal, Irlanda y España). De ellos, 274.000 millones en España. Los
dos bancos alemanes más importantes, el Deutsche Bank y el Commerzbank,
tienen cada uno 14.000 millones de euros. La banca alemana tiene gran
cantidad de deuda pública y privada española (que le ha proporcionado
excelentes intereses, y por lo tanto, beneficios), y ahora quiere
asegurarse de que España no colapse y se quede sin cobrar la deuda. De
ahí la “ayuda” financiera, que en realidad es ayuda a la banca alemana. Y
de ahí que el BCE esté presionando para que estos Estados paguen lo que
deben a los bancos alemanes, entre otros. La famosa ayuda financiera a
la banca española (100.000 millones de euros) es primordialmente una
ayuda a la banca alemana (entre otros bancos) tal como indicó
recientemente con toda franqueza Peter Bofinger, consejero económico del
gobierno Merkel en su entrevista a Der Spiegel (14.07.12), señalando
que “esta ayuda no es a estos países, sino a nuestros propios bancos,
que tienen gran cantidad de la deuda privada en aquellos países” (ver mi
artículo La economía alemana no es un ejemplo en www.vnavarro.org).
Una última observación. Creerse que el euro está en peligro porque la
prima de riesgo española está en las nubes (como asume el
editorial de El País) es desconocer el sistema de gobierno de la
Eurozona. El euro le está yendo muy bien al Estado alemán y a
la banca alemana. Como he detallado en otro artículo a los mayores bancos alemanes les está yendo muy bien, y los
bonos públicos del Estado alemán son los más seguros que hay en el mundo
(junto con los estadounidenses). ¿Dónde está, pues, el problema del
euro?
El problema para el euro y para la banca alemana sería si España se
saliera del euro, que es lo último que el establishment alemán y europeo
desearían, pero que España debería considerar seriamente como
alternativa. El BCE no cambiará a no ser que perciba el peligro que
supone para la banca alemana que España salga del euro. Y tal percepción
no ocurrirá mientras el gobierno español siga dócilmente lo que le
digan el BCE y la Comisión Europea, pues los intereses de éstos no son
los intereses de la población española, sino los intereses financieros
alemanes que dominan aquellas instituciones. Pedirle al BCE que ayude al
Estado español porque éste “está haciendo sus deberes” (tal como
termina el editorial de El País) es no entender quién y cómo la Eurozona
está gobernada.
*Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu
Fabra (Barcelona, España) y profesor de Políticas Públicas en The Johns
Hopkins University (Baltimore, EEUU)
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