miércoles, 23 de julio de 2014

Migrantes en LA 72

Fotografías en los muros del Albergue la 72 

Un promedio de 200 personas migrantes son atendidas diariamente en el albergue La 72 de Tenosique (Tabasco), que lleva este nombre como homenaje a los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas en 2010. Allí, los emigrantes pueden descansar del largo trayecto de sus países de origen y recuperar fuerzas en un lugar seguro, lejos del crimen organizado. Quienes llegan de Centroamérica, que han entrado por Guatemala y caminan varias horas soportando el calor que por esta región excede los 40 grados, llegan a menudo sin dinero por causa de 'polleros' (guías que cobran por llevar de un sitio a otro por rutas seguras), extorsión por autoridades mexicanas, o ladrones, otros con los pies ampollados, con hambre, sed, desvelo, cansancio... También se les informa sobre los peligros de la ruta migratoria por México y se les da información sobre derechos humanos y legales.

Mural con las rutas de México y los puntos donde hay peligros
En los primeros meses del año, un total de 6.192 personas fueron atendidas en La 72 de Tenosique, Tabasco. De ellas, un millar fueron mujeres con niños y 800, menores no acompañados. El año pasado era difícil ver más de 50 mujeres un mismo día en la ruta del tren en el tramo entre Arriaga (Chiapas) e Ixtepec (Oaxaca). Hoy se pueden observar grupos hasta de 250 en su mayoría con hijos pequeños. Más de 400.000 personas, en su mayoría centroamericanos, cruzan la frontera sur de México en busca de mejores oportunidades laborales o huyendo de contextos de pobreza y violencia. Los migrantes atraviesan el territorio mexicano enfrentándose, a un viaje muy difícil y lleno de riesgos. Afrontan secuestros, extorsiones, trata de personas, violaciones y homicidios por parte de pandillass, secuestradores y funcionarios corruptos. El camino que emprenden miles de seres humanos en el corredor migratorio de Centroamérica rumbo a los EE.UU. sigue siendo uno de los viajes más peligroso del mundo, el camino se ha visto truncado por innumerables ataques al tren.

Uno de los grandes problemas que plantea la migración son los desparecidos. Sobre ellos existen pocos datos, apenas los registros de los diferentes albergues por los que transitan, los que mandan remesas, y los deportados por Estados Unidos. Pero sobre los que se quedan en el camino, atrapados entre las fauces de un país que los sepulta en fosas clandestinas, mutila, recluta, viola y asesina, poco se sabe. Esta falta de información es para familiares y organizaciones civiles una de las “mayores deudas” del Gobierno actual hacia ellos, pues que no existan implica que los delitos no se investiguen, que las familiares de las víctimas no tengan acceso a la Justicia, que no se pueda implementar un mecanismo de búsqueda eficaz y, en general, que México no otorgue al problema de violencia contra migrantes la dimensión que merece.

Tráfico de menores: muchos migrantes cuentan que huyen de sus países por amenazas de muerte, extorsiones o asesinato de algún familiar, bien sea a mano de las pandillas o de los narcos. Se cobra por todo, por vender en la calle, a los negocios, y está tan generalizada la extorsión, que incluye el cobro de cuota a quienes tienen familiares en EE.UU.. Es una práctica común que las pandillas intenten reclutar a menores para actuar como informantes o para vender drogas. De no aceptar son ejecutados. Ser mujer, pobre y además migrante sin documentos es el peor de los escenarios posibles en la ruta migratoria. Víctimas de explotación laboral, sexual, violaciones, secuestros, acoso y maltratos de todo tipo, las mujeres en tránsito por México hacia EE.UU. están desamparadas ante la carencia de políticas públicas que protejan sus derechos.

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