Silvio Berlusconi volvió a las andadas. El PDL, partido
del ex primer ministro y eterno hombre fuerte de la política italiana, amenazó con retirar el respaldo y
dejar caer al gobierno de Mario Monti, quien entre tal embestida y la caída de popularidad por la suba de impuestos, anunció su intención de renunciar cuando la ley de presupuesto sea aprobada.
Los seguidores de Berlusconi confirmaron que se
presentará a las próximas elecciones generales, luego de que él mismo lo anticipara en declaraciones que brindó a la
prensa, cuando sostuvo que fue "acosado de pedidos" para que sea
candidato, a las que quiere llegar como el salvador de la patria. Esto luego de haber desaparecido del mapa, aplastado por los juicios,
escándalos y matufias cosechadas en su vida política y haber declarado en octubre que se abstendría de intervenir en
los comicios,
Muchos se preguntan por qué cambió de opinión Berlusconi, precisamente en el momento en que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, estaba preparando con todos los partidos una conclusión “ordenada y pacífica” del gobierno de Monti. Para eso sería disuelto el Parlamento como establece la Constitución y se habría llamado a elecciones en marzo, que por lo demás era la conclusión natural del período legislativo.
Pero Berlusconi cambió de idea, luego de la condena que pocos días después sufrió en la primera instancia del proceso Mediaset, a cuatro años por fraude fiscal y a cinco de interdicción para ocupar funciones públicas, Indignado con los jueces que lo condenaron, a los que acusó de “usar la Justicia con fines políticos”. Dirigentes de su partido, mientras tanto, para darle al moribundo Pueblo de la Libertad (PDL) aires de democracia, hablaban de hacer elecciones primarias, justamente en momentos en que el Partido Democrático (centroizquierda), su principal opositor, llevaba a cabo unas exitosas internas.
Ahora, el PDL tiró las primarias a la basura y sacó a relucir para
su combate todas las acusaciones
posibles contra el gobierno Monti. No importan los calificativos de “irresponsables” que le lanzó una y
otra vez la oposición a Berlusconi y su partido. El objetivo del PDL,
después de que recientemente rearmó su alianza con la racista Liga
Norte, es hacer caer el gobierno Monti para llamar a elecciones lo más
rápido posible.
Detrás de estas maniobras hay dos motivaciones principales, ambas ligadas a la disolución del Parlamento. Dos proyectos de ley muy importantes en discusión quedarían en la nada: la reforma electoral, que acabaría con los privilegios fabricados por Berlusconi y su gente y plasmados en la ley electoral vigente y otra ley que prohíbe candidatearse a quienes hayan recibido condenas judiciales de por lo menos dos años.
Si las propuestas de leyes del gobierno Monti no logran la aprobación parlamentaria significa que de nada vale que Monti siga en su lugar y no le quedará más remedio que renunciar. O renuncia o el Parlamento le quita la confianza y el resultado final es prácticamente el mismo. Hasta ahora, el centroizquierda y sus aliados podrían conseguir la mayoría en Diputados pero en el Senado no y para conseguir la confianza y seguir gobernando, Monti debe obtener el voto positivo de la mayoría en las dos Cámaras. Esta es la moneda ganadora del PDL.
El descontento general contra el gobierno Monti se ha hecho evidente
en algunas encuestas, sobre todo en diciembre, en que el aguinaldo se
hace más pequeño todavía porque hay que pagar la segunda cuota del
impuesto sobre la propiedad inmobiliaria (el IMU). Una de ellas,
publicada por la prensa italiana, habla de que el 75% de los
votantes del centroderecha está contra Monti pero que también lo está el
55% de los votantes de la centroizquierda.
Detrás de estas maniobras hay dos motivaciones principales, ambas ligadas a la disolución del Parlamento. Dos proyectos de ley muy importantes en discusión quedarían en la nada: la reforma electoral, que acabaría con los privilegios fabricados por Berlusconi y su gente y plasmados en la ley electoral vigente y otra ley que prohíbe candidatearse a quienes hayan recibido condenas judiciales de por lo menos dos años.
Si las propuestas de leyes del gobierno Monti no logran la aprobación parlamentaria significa que de nada vale que Monti siga en su lugar y no le quedará más remedio que renunciar. O renuncia o el Parlamento le quita la confianza y el resultado final es prácticamente el mismo. Hasta ahora, el centroizquierda y sus aliados podrían conseguir la mayoría en Diputados pero en el Senado no y para conseguir la confianza y seguir gobernando, Monti debe obtener el voto positivo de la mayoría en las dos Cámaras. Esta es la moneda ganadora del PDL.
Para evitar esta debacle y que esto pueda provocar a su vez
reacciones muy negativas de parte de los mercados y hundir aún más la
economía italiana actualmente en recesión, el presidente Napolitano ha
estado actuando como mediador, reuniéndose con todas las partes. Fue entonces
cuando Monti le comunicó que tiene intenciones de renunciar luego de
que sea aprobada la ley de estabilidad. Consciente de que el problema principal es Berlusconi y el PDL y aun
sin nombrarlo específicamente, el premier le tiró algunos dardos
envenenados en Cannes, donde asistía a un seminario. “Es necesario
evitar que el país vuelva a caer en la situación que precedió a mi
gobierno, cuando Italia corrió el riesgo de ser el detonador que podía
hacer saltar la Zona Euro”, dijo.
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