El 2012 ha sido para Italia el año de las sorpresas y de los sustos,
a nivel político y económico, y será recordado como uno de los más
difíciles desde la posguerra. Algunas han sido sólo “sorpresas”, así,
entre comillas, y otras han despertado estupor realmente y podrían ser
una señal de un cambio en la composición del panorama político italiano.
De los sustos, ni qué decir, porque los italianos todavía están
tratando de recuperarse de los muchos impuestos y recortes inventados
por el gobierno del primer ministro dimisionario Mario Monti de acuerdo
con sus colegas europeos. Y los efectos de esta política económica
seguirán pesando en el presupuesto de las familias durante el 2013 y
más. Por eso, muchos esperan ver qué tipo de respuesta dará el
electorado en las próximas elecciones parlamentarias del 24 y 25 de
febrero.
Si se habla de “sorpresas”, algunas no han sido más que
reiteraciones sin vergüenza, como el retorno a la política de uno de los
personajes públicos con más procesos –en acto y concluidos– en su
contra: Silvio Berlusconi. Ahora que se ha transformado casi en un
“oriental”, con una cirugía estética que le aplastó los ojos, y que
tiene una novia 49 años más joven que él, Berlusconi promete guerra a
Monti, al que acusa de haber hundido todavía más al país. Y promete
crear una comisión parlamentaria de investigación sobre el actual
gobierno. Si gana, claro... Otras “sorpresas” estaban cantadas desde hace días, como la posible
presencia en el próximo gobierno constitucional de Monti. Il Professore,
como lo llaman, que no puede ser candidato en las elecciones porque es
ya senador vitalicio, puede en cambio ser elegido después por el
Parlamento como primer ministro o simplemente ser un ministro designado
por el futuro premier.
Estupor ha causado en cambio que Monti se haya erigido en el líder
de un movimiento de centristas, de empresarios –que se ofrecen a
financiar su campaña electoral– y de católicos, que cuenta con el visto
bueno del Vaticano, dato no menor en un país donde el 98% de
los votantes son católicos aunque poco practicantes. L’Osservatore
Romano, el diario vaticano, además, le dedicó una elogiosa editorial.
Estupor ha causado también el aval con que contaría Monti, según
encuestas que le asignan entre el 15 y el 20% del electorado,
más que al Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi. El mayoritario
sigue siendo el Partido Democrático (centroizquierda), con el 25%. De ser ciertas estas previsiones, el panorama político italiano
habría cambiado radicalmente después de tres años de crisis económica.
Ya no estaría repartido esencialmente entre dos formaciones mayoritarias
de marcado signo opuesto como lo fue desde la posguerra –comunistas y
democristianos entonces, centroderecha y centroizquierda hasta ahora–-
sino que el centro adquiriría vuelo propio, no ya como partido
minoritario en alianzas que no controlaba.
Por lo visto los cristiano-democráticos de la Unión de Centro, los
de la derecha y ex aliados de Berlusconi de Futuro y Libertad, la
formación Italia Futura, de Luca Cordero di Montezemolo, actual
dirigente de la Ferrari, que apoyan a Monti, han entendido que su guía
les garantizará votos. Aceptaron el programa de reformas que Il
Professore propuso y ahora se disponen a presentar, bajo del nombre de
Agenda Monti para Italia, una lista única para el Senado y listas
separadas para la Cámara de Diputados. Pero Monti al parecer tendrá la
última palabra en cuanto a los candidatos. Ha designado un supervisor,
Enrico Bondi, con una larga trayectoria en la restructuración de
empresas como Parmalat, para que controle el curriculum de los
candidatos y sus antecedentes judiciales.
El PDL y el PD, aunque muy opuestos en sus modos de pensar, están
preocupados porque la Agenda Monti promete robarles unos cuantos votos.
El PDL por ahora sólo despotrica contra el premier y con eso pretende
ganarse a los sectores medios, descontentos con los aumentos de
impuestos, de tasas sanitarias, y de la edad jubilatoria, entre muchas
cosas. El PD y sus aliados, los socialistas y los de Izquierda, Ecología y
Libertad, de Nichi Vendola, insisten en dos aspectos que consideran no
cumplidos por el gobierno Monti: creación de empleos y mayor justicia
social. Y como táctica para estas elecciones han elegido, entre otras
cosas, postular grandes personajes, como uno de los más famosos jueces
antimafia del país, Piero Grasso, que dice que revolucionará el área de
la Justicia. Otros aliados del PD han optado por crear un nuevo partido,
el Centro Democrático, que pretende captar los centristas cercanos al
centroizquierda.
Monti se hizo cargo del gobierno hace 13 meses, a pedido del
presidente de la República, Giorgio Napolitano, y con el acuerdo del
PDL, que entonces gobernaba, y del PD, en la oposición. Pocos podían
entender por qué Berlusconi aceptó el “gobierno técnico” como se lo
llamó desde el principio. Es que la economía italiana y su credibilidad
internacional se estaban viniendo a pique. De Berlusconi, en efecto, se
conocía en el mundo más sobre sus fiestas del bunga bunga que sobre sus
planes económicos. Los gobiernos europeos no lo tomaban en serio.
Retomar la credibilidad –que afectaba a las propias empresas de
Berlusconi como se verificó entonces–- y en consecuencia mantener el
delicado equilibrio de los mercados, fue la consigna. Y claramente
Berlusconi no podía hacerlo.
Tampoco el líder del PD, Pierluigi Bersani,
que por venir del comunismo no les habría gustado a los dichosos
mercados. El hombre elegido fue Monti, economista, rector de la
prestigiosa Universidad Bocconi de Milán, comisario europeo en algún
momento, lo que le dio trascendencia internacional. Berlusconi bajó la
cabeza y Bersani también y se comprometieron a no boicotear las medidas
tomadas por el primer ministro hasta que se saliera del pozo. Después de 13 meses, con una desocupación que supera
el 11%, una desocupación juvenil cercana al 36% y
un PIB negativo desde el año pasado, del pozo no se ha salido. Los
optimistas esperan que durante el 2013 haya síntomas de recuperación.
en Italia no hay uniformes de la policía con las palabras impresas en inglés policía, antes de insertar fotos verificado el lugar donde se tomó la foto (ciertamente no en Italia) y evitar inventar noticias. Firmado un italiano
ResponderEliminar