América
latina aparece a primera vista como una tierra de enigmas. The
Economist se asombra ante algunos de ellos. Se pregunta “¿Por qué
Panamá, el país de la región de más veloz crecimiento, está tan
furioso?”. La pregunta es legítima. El crecimiento anual del Producto Bruto fue en los últimos años
de un 9% anual. Sin embargo, en noviembre hubo una semana de
rebeliones en Colón, con tres muertos.
El gobierno aprobó
una ley para vender tierra pública en zona libre. Tuvo que volver atrás. Los indígenas protestaron
en Chirique por proyectos que los dañaban. Dos muertos. Antes, los
trabajadores se habían manifestado contra una propuesta
para restringir el derecho a huelga. Un muerto. El derecho a educación existe en la ley, pero es de ejercicio
dudoso.
También hay enigmas latentes con relación al Perú. El crecimiento de
los años recientes, muy vinculado con la minería, ha sido acelerado. Pero es posible encontrar simultáneamente en la tapa del diario más
difundido, El Comercio del 23/10/12, las siguientes noticias. El
titular: “El riesgo país del Perú es el más bajo de América latina”. Y: “El Perú es uno de los países que más mejoraron su ambiente
para los negocios desde 2005, según el ranking del Banco Mundial”. Pero abajo, refiere que “De 144 economías
estudiadas, el Perú ocupa el puesto 138 en calidad de la educación
primaria” (Foro de Davos). La inversión del país en educación es
proporcionalmente de las menores de la región.
También otra noticia da cuenta de que el consumo de la
quinua, considerado el vegetal perfecto por la FAO, por su valor
nutricional, bajó un 90% en la región Puno, que es su mayor
productora con 77,8% de las hectáreas cultivadas. Señala:
“En los últimos 15 años, el consumo anual de quinua en Puno pasó de 5
kilos a medio kilo por persona, debido a que el precio subió de 30
céntimos a los actuales 8 soles por el boom exportador del cereal”.
República Dominicana crece fuerte, pero tiene una de las tasas de
mortalidad materna más elevadas de la región, y es difícil acceder a
educación de calidad. La Constitución establece que el país debería
gastar en educación no menos del 4 por ciento del Producto Bruto, una
meta lejana del 6% de la Unesco, pero aun así no se cumple. La
presión fiscal es la tercera más baja de la región. La recaudación sólo
representa el 12 por ciento del Producto Bruto.
Colombia es otra economía con avances importantes en su crecimiento,
pero The Economist destaca que la distribución de la tierra está entre
las más desiguales del mundo. El 52 por ciento de las explotaciones está
en manos del 1,15 por ciento de los propietarios. Sólo el 22 por ciento
de la tierra potencialmente arable se está cultivando.
Chile es señalado como el modelo del crecimiento. Sin embargo, la
desigualdad es muy alta. Uno de sus pilares es la “herencia maldita” de
Pinochet en educación. Las inequidades son muy agudas en calidad, e ir a
la universidad requiere altos ingresos. Los estudiantes de secundaria y
de la universidad demandaron masivamente educación gratuita para todos,
mejora de la calidad, prohibir la educación con lucro. Concitaron el
apoyo de vastos grupos de la población. Lograron instalar el tema en el
centro de la agenda pública.
En todos estos casos hay razones concretas por las que el
crecimiento no llega a amplios sectores. La principal es la desigualdad.
Los coeficientes Gini de distribución del ingreso, y de la tierra,
acceso a educación y a salud pública, entre otros, son de los más
elevados en términos internacionales.
Hasta el FMI termina de descubrir que la desigualdad es nefasta para
el crecimiento. El The New York Times (17/10/12) informa que Jonathan
Ostry del Fondo resalta en un estudio reciente con referencia a Estados
Unidos que “el crecimiento es más frágil en países con altos niveles de
desigualdad”, y que el aumento de la desigualdad en el país desde 1980
pudo haber reducido la expansión económica en una tercera parte. El FMI afirma ahora que reducir la desigualdad y aumentar el crecimiento “son dos caras de la misma moneda”.
No es lo que aplicó en los ’90 en países como la Argentina, donde
sus condicionalidades ejecutadas por el menemismo, su alumno ejemplar,
hicieron saltar el coeficiente Gini de 0,42 en 1992, a 0,53 en 1999. Un
verdadero record que llevó la distancia entre el 10% más rico y
el 10% más pobre de 18 veces en 1993 a 26 veces en el año
2000. Efectivamente son dos caras de la misma moneda, ello contribuyó a la implosión económica y social de 2001.
El Banco Mundial termina de informar, en noticia desconcertante para
economistas ortodoxos recalcitrantes, que las clases medias crecieron
en América latina de 2003 a 2009, y que el líder fue Argentina, que
duplicó su clase media llevándola de 9,3 a 18,6 millones de personas,
seguido de Brasil y Uruguay. El aumento en la Argentina fue de un 25% de su población, en Brasil de un 22 y en Uruguay de un 20%. En la Argentina en 2002 el 58% de la
población estaba bajo la línea de pobreza y casi la mitad de ellos en
pobreza extrema. Pasó, en 2009, a ser un país con cerca de la mitad de
sus habitantes en la clase media.
¿Y qué tienen en común las tres economías, junto con otras del Unasur que se orientan en la misma dirección?. La igualdad es un objetivo central de sus políticas públicas. Pero
la lucha por ella no se ha quedado sólo en expresiones de buenos deseos.
Se ha materializado en políticas económicas potenciadoras de la
producción nacional, mercado interno, pymes, generación de
empleo, integración regional y grandes inversiones sociales
concretas.
La Argentina invierte en educación el 6,5% de su producto
bruto, la mayor tasa de la región. Ello ha hecho posible que el 90% de los jóvenes en edad de secundaria estén hoy en la escuela.
Asimismo invirtió el 1,2% de su Producto Bruto en Asignación
Universal, incluyendo a 3,8 millones de niños pobres. El Brasil de Lula y Dilma invirtió en grandes programas
sociales, cerca del 1% de
su Producto Bruto. Uruguay multiplicó sus políticas de inclusión en la gestión del Frente Amplio, bajando la pobreza del 39 al 13%.
Los enigmas de la región tienen solución. Es posible reducir fuertemente la desigualdad, y ésa es la palanca de un crecimiento
sostenido. Hay muchísimo más por hacer y grandes desafíos pendientes; pero ahí
están las cifras, indicando que se transita en la dirección correcta. Hoy los ciudadanos europeos, en plena movilidad social descendente
bajo el impacto del fanatismo de la austeritis, miran atentamente hacia un Sur en cambio profundo.
Nota del autor del blog: La respuesta a los enigmas en América Latina y la contradicción entre crecimiento y desigualdad parece simple: corrupción, mucha corrupción.
Nota del autor del blog: La respuesta a los enigmas en América Latina y la contradicción entre crecimiento y desigualdad parece simple: corrupción, mucha corrupción.
Tambien debe decir que los indígenas en Chiriqui fueron pagados por un grupo de empresarios liderado por el fundador del diario la Prensa, Roberto Eisenmann, hace poco la cacique Silvia Carrera aceptó que este señor le dio el dinero para un auto todo-terreno. Este Sr Eisenmann puede caer preso por evadir impuestos. En el pasado manipulaba gobiernos desde su oficina.
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