Juan Guahán/Question
Ratificando lo sucedido en el Senado, la Cámara de Diputados aprobó el
pago de lo acordado por el gobierno con REPSOL. La recompra de YPF SA a
REPSOL, que se hizo mediante la expropiación del 51% de las acciones,
ahora está en condiciones de perfeccionarse. Digamos que YPF, hoy,
maneja un tercio del petróleo y gas que se extrae en nuestro país,
refinando algo más de la mitad de la totalidad del petróleo que se
extrae. A partir de este arreglo nuestro país, en su búsqueda de dólares
frescos, tendrá un problema menos en los organismos financieros
internacionales. Se abonará algo más de 5 mil millones de dólares, con
los intereses del caso esa cifra puede elevarse hasta un monto que ronda
entre 8 y 11 mil millones. Esta última cifra es algo más de lo que
pedía REPSOL en el CIADI, un Tribunal internacional que comanda el Banco
Mundial. Es muy generalizado el apoyo a la medida de recuperar YPF.
Pero hay muchas dudas sobre lo que se sabe del acuerdo y hay denuncias
sobre pagos encubiertos.
Entre esas dudas cabe citar que prácticamente no ha sido considerado
el “daño ambiental”, estimado –tiempo atrás- por Axel Kicillof –actual
Ministro de Economía- en unos 5 mil millones de dólares. No considerarlo
no solo influye en este pago sino que es un pésimo antecedente para los
acuerdos que están haciendo en la materia, con Chevron por ejemplo. No se ha considerado el vaciamiento producido en la empresa, ni la
responsabilidad por la falta de inversiones. Sus valores físicos se han
reducido mientras han crecido notoriamente las ganancias. Se le ha
permitido girar a su matriz el 97% de las ganancias, dejando solo el 3%
para inversiones. Todo ello fue motivo de señalamiento por Kicillof, cuando hizo el Informe público sobre el manejo de REPSOL en la Argentina. Si estos datos son llamativos, hay algo más preocupante aún. En el
mes de febrero, junto a los anuncios sobre los avances en las
negociaciones con REPSOL se informó que YPF SA le compró a la empresa
norteamericana Apache sus activos petroleros, pagando por ellos 852
millones de dólares.
Simultáneamente se hacía saber que, por la suma de
217 millones de dólares, se le entregaba a la empresa Pluspetrol SA
porcentajes de participación en concesiones y contratos que habían
pertenecido a Apache, incluyendo algunas áreas de Vaca Muerta. No solo
merece que le prestemos atención la simultaneidad de estas operaciones. La cuestión se vuelve más inquietante si tenemos en cuenta otros antecedentes. Las negociaciones que habían existido para indemnizar a REPSOL con concesiones en Vaca Muerta. Las múltiples asociaciones existentes entre YPF SA con Pluspetrol y
la estrecha relación de Pluspetrol con REPSOL en otros sitios, como Perú
por ejemplo. Todo lo anterior deja el margen de duda si no se trata de
una triangulación que persiga otros objetivos. La cosa se complica cuando todos los indicios, porque no hay
informaciones públicas, indican que el valor recibido por YPF es muy
inferior a lo estimado por las áreas concesionadas. No faltan quienes imaginan que esto puede traducirse como una
triangulación que responde al acuerdo de pagarle un plus a REPSOL sin
tener que asumir el costo político por hacerlo.
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