miércoles, 5 de diciembre de 2012

Muñeca china

China es un país enorme con una población y una economía enorme, que al ritmo actual podría superar a la estadounidense en los próximos diez años para convertirse en la más importante del mundo. En la inauguración del congreso, el presidente saliente, Hu Jintao, reconoció que la corrupción es el principal desafío que enfrentan el partido, el Estado y el país, que a esta altura, para él, son más o menos lo mismo.

En la última década China creció a un promedio del diez por ciento anual y cuadruplicó su Producto Bruto Interno. En una economía donde todas las decisiones importantes pasan por los escritorios de los jerarcas del Partido Comunista, el proceso de crecimiento produjo una nueva casta de multimillonarios entre amigos y familiares de los poderosos. Problemático para un sistema capitalista, el enriquecimiento ilícito de autoridades con poder de decisión puede ser mortal para un régimen que se presenta como comunista, o sea comprometido con repartir por lo menos con equidad la riqueza del país.

El fantasma de la corrupción sobrevuela. Dos escándalos de corrupción de grandes proporciones estallaron en China en los últimos meses, con amplia repercusión dentro y fuera del país. Los dos casos reflejan tanto las contradicciones emergentes en el sistema económico como la lucha política que se libra al interior del partido.

El primero involucró al famoso político Bo Xilai, líder del ala conservadora del partido y que propone una mezcla de populismo nostálgico con mano dura y un capitalismo fuertemente regulado. Hasta hace un par de meses Bo, era número puesto en este congreso para ocupar uno de los ocho puestos en el Politburó del partido, el máximo organismo dirigencial del país. Pero el jefe de Policía de Bo se internó en un consulado estadounidense para denunciar que la esposa de Bo había matado a un empresario inglés para tapar los chanchullos de la familia, que incluían el retiro de millones de dólares malhabidos a cuentas en el exterior. Bo fue expulsado del partido y la esposa recibió una condena de muerte en suspenso.

El segundo caso involucró al primer ministro saliente, Wen Jiabao, del ala liberal del partido, que impulsa una reforma de las empresas estatales chinas para adaptarlas al capitalismo global. Curiosamente, en los últimos años había sido el principal propagandista de políticas anticorrupción en China. En marzo, en un discurso ante el Consejo de Estado chino, Wen enumeró las distintas iniciativas del gobierno para la transparencia y abogó por la presentación pública de las declaraciones patrimoniales de los funcionarios y sus familiares.

Sin embargo, hace dos semanas, una investigación de The New York Times documentó que la familia del primer ministro controla una fortuna que supera los dos mil setecientos millones de dólares, disimulada por un entramado de testaferros y empresas pantalla. El artículo provocó una furiosa reacción del gobierno chino, no en contra de Wen Jibao, sino de The New York Times, que vio su página web en ese país clausurada por las autoridades. También fueron bloqueadas las frases “New York Times”, “Wen Jiabao” y hasta los apodos del primer ministro de los motores de búsqueda que operan en la Internet china.

Las sospechas de enriquecimiento desmedido del entorno del primer ministro no son nuevas. Según un cable diplomático estadounidense filtrado por Wikileaks, en el 2007 un empresario le comentó al entonces embajador norteamericano que Wen estaba considerando divorciarse de su esposa porque estaba “disgustado” con la manera en que ella usaba su nombre para hacerse de una fortuna con el comercio de diamantes.

Numerosos casos de corrupción han sido dados a conocer por las amantes o segundas esposas que se han convertido en un arma letal contra los funcionarios corruptos. Una vez que su relación con los funcionarios termina mal, son poderosas contra la corrupción porque la han presenciado. Algunos alaban a las amantes por hacerle frente a la corrupción, en tanto otros critican al PCC y al gobierno por no encabezar el rol para luchar contra la corrupción.

Hoy en China el debate es sobre la corrupción y el tráfico de influencias, y por eso el presidente le dedicó su discurso en la apertura del congreso. Termina la era de Hu Jintao y arranca la del actual vicepresidente, Xi Jiping. En la lucha por la transparencia y en contra de la corrupción el nuevo líder no la va a tener fácil. Una investigación periodística de Bloomberg News de junio pasado no encontró pruebas de que él, su esposa o su hija se hubieran enriquecido durante el ascenso de Xi a las máximas esferas del poder, ni que Xi hubiera actuado en favor de los intereses de familiares o amigos.

Sin embargo, la misma investigación reveló que la hermana y el cuñado de Xi controlan paquetes accionarios valuados en más de 400 millones de dólares, y que también se han enriquecido otros miembros de la familia extendida de Xi, que es hijo de un líder revolucionario. Al día siguiente China clausuró el sitio web de Bloomberg News.

 Fuente: Santiago O’Donnell

1 comentario:

  1. China sin censura. Y en español. Y desde allí. http://blogs.opinionmalaga.com/chinitis/

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