Por Gemma Menas
La violencia hacia las mujeres se produce porque tradicionalmente la mujer ha sido considerada inferior y se presenta en varias manifestaciones, maltrato físico o verbal, de forma esporádica o continuada o en el asesinato de mujeres por sus parejas, así como otras menos evidentes. Y sólo se erradicará mediante una educación que enseñe que ambos sexos son iguales en derecho y dignidad.
Y está lejos de conseguirse porque la mentalidad dominante, que subyace bajo la mayoría de películas, canciones, novelas, publicidad, programas de tv, artículos de opinión. sigue siendo machista. Esa mentalidad es la que permite que se publique un artículo en el Diari de Girona en el que el autor justifica a Polanski con el argumento de que "quien más, quien menos, todos hemos intentado emborrachar a una niña para aprovecharnos de ella". Esa mentalidad es la que permite que Enrique Lynch, en su artículo Revanchismo de género (sic), interprete de forma delirante una campaña a favor de la igualdad entre sexos y nos prevenga que, de seguir con nuestras reivindicaciones, vamos a continuar siendo asesinadas.
¡Por malas!
La violencia hacia las mujeres se produce porque tradicionalmente la mujer ha sido considerada inferior y se presenta en varias manifestaciones, maltrato físico o verbal, de forma esporádica o continuada o en el asesinato de mujeres por sus parejas, así como otras menos evidentes. Y sólo se erradicará mediante una educación que enseñe que ambos sexos son iguales en derecho y dignidad.
Y está lejos de conseguirse porque la mentalidad dominante, que subyace bajo la mayoría de películas, canciones, novelas, publicidad, programas de tv, artículos de opinión. sigue siendo machista. Esa mentalidad es la que permite que se publique un artículo en el Diari de Girona en el que el autor justifica a Polanski con el argumento de que "quien más, quien menos, todos hemos intentado emborrachar a una niña para aprovecharnos de ella". Esa mentalidad es la que permite que Enrique Lynch, en su artículo Revanchismo de género (sic), interprete de forma delirante una campaña a favor de la igualdad entre sexos y nos prevenga que, de seguir con nuestras reivindicaciones, vamos a continuar siendo asesinadas.
¡Por malas!
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