Novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa
El mérito de Casement fue documentarlo con lujo de detalles e iniciado campañas para abrir los ojos de los europeos, informes sobre los estragos, acusaciones contundentes por el rigor de los hechos relatados, "Se cortan las orejas, las manos, las narices, los pies de los africanos que no traen los cupos de caucho que se les encarga".
Así se inició el proceso que lo terminó convirtiendo en héroe del nacionalismo irlandés y ahorcado por los británicos por traidor. “Una de las enseñanzas que significó la vida de Casement y su obra es que cuando desaparece toda forma de legalidad y se restablece la ley del más fuerte, se instauran la barbarie, el salvajismo y extremos de crueldad” explicó Vargas Llosa, que viajó al Congo y a Irlanda. El momento más terrible en el Congo fue en un campo de refugiados, donde había millares de personas “sin fuerza ni para espantarse las moscas”, un médico dijo “Lo peor son las violaciones, convertidas en el principal instrumento de las guerras. Violan como forma de humillar al adversario”.
Describe a Roger Casement, irlandés de familia pro británica que termina participando en el nacionalismo irlandés. Cónsul británico en el Congo y en Brasil y el europeo que con mayor precisión y coraje reveló al mundo las atrocidades cometidas por las potencias europeas en África y América Latina, combatiendo el despojo y crímenes del colonialismo.
En 1885, catorce países, se reunieron en Berlín para repartirse África. Se decidió regalar el Estado Libre del Congo -más de dos millones de kilómetros cuadrados de tierra rica en caucho- a Leopoldo II, rey de los belgas, un hombre que se había vendido como redentor de un país al que pretendía sacar del atraso usando la fórmula: cristianismo, civilización y comercio. Casement fue al Africa convencido de que Europa llevaba civilización y que el comercio sería el instrumento de modernización de las tribus. Se encontró con el horror del Imperialismo, un mundo sin ley, en lo que se organizaba todo por la codicia y crueldades que se derivaban de todo ello. Habían ido allí muchas personas educadas, civilizadas, creyentes que en la impunidad en que vivían se fueron convirtiendo en monstruos.
En 1885, catorce países, se reunieron en Berlín para repartirse África. Se decidió regalar el Estado Libre del Congo -más de dos millones de kilómetros cuadrados de tierra rica en caucho- a Leopoldo II, rey de los belgas, un hombre que se había vendido como redentor de un país al que pretendía sacar del atraso usando la fórmula: cristianismo, civilización y comercio. Casement fue al Africa convencido de que Europa llevaba civilización y que el comercio sería el instrumento de modernización de las tribus. Se encontró con el horror del Imperialismo, un mundo sin ley, en lo que se organizaba todo por la codicia y crueldades que se derivaban de todo ello. Habían ido allí muchas personas educadas, civilizadas, creyentes que en la impunidad en que vivían se fueron convirtiendo en monstruos.
El mérito de Casement fue documentarlo con lujo de detalles e iniciado campañas para abrir los ojos de los europeos, informes sobre los estragos, acusaciones contundentes por el rigor de los hechos relatados, "Se cortan las orejas, las manos, las narices, los pies de los africanos que no traen los cupos de caucho que se les encarga".
Así se inició el proceso que lo terminó convirtiendo en héroe del nacionalismo irlandés y ahorcado por los británicos por traidor. “Una de las enseñanzas que significó la vida de Casement y su obra es que cuando desaparece toda forma de legalidad y se restablece la ley del más fuerte, se instauran la barbarie, el salvajismo y extremos de crueldad” explicó Vargas Llosa, que viajó al Congo y a Irlanda. El momento más terrible en el Congo fue en un campo de refugiados, donde había millares de personas “sin fuerza ni para espantarse las moscas”, un médico dijo “Lo peor son las violaciones, convertidas en el principal instrumento de las guerras. Violan como forma de humillar al adversario”.