Según lo informado por la televisión libia (no confirmado por la OTAN y negado por la oposición), fue asesinado en un bombardeo sobre Trípoli, el hijo y tres nietos de Muamar Gadafi. Saif al Arab (29 años), sus nietos Saif (2 años), Carthage (3 años) y Mastura (4 meses), así como amigos y vecinos, serán enterrados en el cementerio de los Mártires de Al Hani de la capital libia. Es una muestra más del uso indiscriminado de la fuerza y el asesinado de inocentes. Todo, ante la mirada pasiva del mundo. Al gobierno de los Estados Unidos y a los países miembros de la OTAN no les interesa la paz en Libia, su objetivo es apropiarse de su riqueza. Por un lado, bombardean a civiles y por otro les cierran sus fronteras a las familias que desesperadamente huyen de la matanza. El argumento de la protección de los civiles para justificar los ataques, es el colmo del cinismo.
domingo, 1 de mayo de 2011
Siempre demasiado cerca

Trenes sin fronteras

El incremento de las barcazas que intentan llegar desde Túnez y Libia a las costas de Lampedusa y Malta ha desencadenado una polémica que estalló cuando el prefecto francés de Alpes Marítimos ordenó detener el tráfico ferroviario procedente de la localidad italiana fronteriza de Vintimiglia en dirección a la ciudad francesa limítrofe. El Gobierno italiano había criticado la insolidaridad francesa y alemana, por no acceder a repartir la carga de más de 25.000 personas llegadas a Italia desde la revolución democrática en Túnez y Libia. Ahora, Italia denuncia la violación al principio de libre circulación y Francia alega que ya denunció la decisión italiana de otorgar permisos temporales extraordinarios a inmigrantes ilegales, encaminada a que los que habían llegado a Italia pasaran a otros países, violando acuerdos sobre control de inmigración ilegal.
El túnel

Esto es Sábato. Esto es El túnel.

sábado, 30 de abril de 2011
A los 99 años, murió Ernesto Sábato

La literatura argentina despide a uno de sus íconos populares. Sábato murió en su casa de Santos Lugares (Buenos Aires), dos meses antes de cumplir los 100 años. Además de novelista y ensayista, era doctor en Física. Trabajó en el Laboratorio Curie, en París y abandonó la ciencia en 1945 para dedicarse a la literatura. En 1984 había recibido el Premio Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana, fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979. En 1984 presidió la Conadep (Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas) cuya investigación, plasmada en el libro Nunca Más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985. Consideraba que "la tragedia que vivió la Argentina no será olvidada jamás por los que poseen un corazón noble; no sólo por quienes han presenciado aquel infierno, sino también por la condena de todos los seres de conciencia del mundo...La sangre, el horror y la violencia cuestionan a la humanidad entera, y nos demuestran que no podemos desentendernos del sufrimiento de ningún ser humano". En 1999 edita Antes del fin. Un texto autobiográfico, pesimista. Contradictorio. Radical en la premonición de un futuro desesperanzado. Su destinatario era la juventud argentina. Y en cierta manera, era un libro de despedida. Decía que..."sin utopías ningún joven puede vivir en una realidad horrible". Pasó sus últimos días recluido en su domicilio, sin escribir prácticamente pero pintando, su segunda vocación artística, que siempre supo compaginar con la literatura. "La razón no sirve para la existencia", afirmaba. Sabato afirmaba creer en el hombre, "a pesar de ser el animal más siniestro. "La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, hay que morirse", se quejaba.
Ilusiones perdidas

La American University organizó en Washington la mayor conferencia sobre derechos humanos, para evaluar el impacto de la política del gobierno de Obama. Junto con líderes de las principales organizaciones de derechos humanos de todo el mundo, funcionarios de ese gobierno y miembros de los organismos especializados de la OEA y de las Naciones Unidas, participaron líderes de ONG de todo el mundo
Lo primero que debo decir es que Obama tuvo y tendrá una gran ventaja, por el hecho de ser el presidente que sucedió a Bush. Pero su oferta electoral iba mucho más allá de no ser un violador sistemático y manifiesto de los derechos humanos. Identificamos varios puntos de preocupación en sus políticas de derechos humanos. Por desgracia el balance tiene pocos aspectos positivos. Obama se alejó de la retórica belicista de Bush y eso le bastó para obtener el premio Nobel de la paz. Pero en los hechos pisoteó las esperanzas que había en la comunidad de derechos humanos. La prisión de Guantánamo es un ejemplo de sus promesas incumplidas. Se esperaba que con el cierre de esa cárcel, Estados Unidos cumpliera con los requisitos del sistema legal internacional, pero la falta de decisión contra las violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos perpetúa el excepcionalismo del período Bush, que coloca a este país por encima del derecho internacional de los derechos humanos.
viernes, 29 de abril de 2011
Los fusilados del franquismo
Los familiares quieren una tumba en la que llorar a sus muertos. A más de 35 años del fin de la dictadura de Franco, unas dos mil fosas comunes están diseminadas por el territorio ibérico y la mayoría siguen cerradas. El gobierno de Rodríguez Zapatero prometió publicar la próxima semana un mapa con la localización de algunos enterramientos clandestinos. Los familiares saben que es un pequeño avance pero son conscientes de que sigue sobre sus espaldas la responsabilidad de buscar, desenterrar e identificar a sus muertos. Durante la dictadura de Franco, más de 30 mil niños le fueron arrancados a sus madres republicanas. La mayoría de ellos, superan los 70 años y siguen sin saber su verdadera identidad.
jueves, 28 de abril de 2011
El otro
Para conservar la prisión de Guantánamo no es preciso ser un monstruo, basta con ser Obama. Tampoco es obligatorio ser un perverso para encarcelar al soldado Manning en vez de a quienes han cometido los crímenes sacados a la luz por él. Basta de nuevo con ser Obama. Si usted creía que para torturar a adolescentes o a ancianos con demencia senil se requería carecer de cultura, usted era un ingenuo. De esta tarea se han encargado en Guantánamo gente con titulación media y superior, personas con excelentes currículos académicos y de conductas personales intachables. Algunos han tenido que aprobar oposiciones más duras que las de juez, registrador de la propiedad o notario. Ese psiquiatra militar que observaba impasible cómo un preso se comía sus propias heces, se bebía el champú y embadurnaba con excrementos su cuerpo desnudo, era seguramente un tipo normal, incluso de una normalidad superior a la media, una normalidad fuera de lo común, valga la paradoja. No se extrañe usted, hay normalidades de este tipo. Aznar, por ejemplo, se definía a sí mismo como un radical de la normalidad y también como un extremista de centro. Si puede haber psiquiatras militares y obispos castrenses, es que no hay límites para la naturaleza humana. Podemos serlo todo. Bush pertenecía también a la categoría de normales máximos, cum laude. Pero créanme, no es preciso alcanzar tal grado de normalidad para concebir un espacio de horror como la cárcel medieval de Guantánamo. El propio Obama, que cuando la observaba desde fuera del Gobierno sentía por ella un asco sin límites (juró cerrarla en 10 meses), ha acabado aceptándola, ya ven. Y es que para ser sádico no hace falta, sorprendentemente, ser sádico. Basta con ser Obama. Quiere decirse que para ser el otro basta con ser uno mismo.
Juan José Millás
domingo, 10 de abril de 2011
En un mundo mejor
Domingo de cine, programa perfecto para un domingo otoñal, en esta ocasión se trata de una película danesa que pone el mensaje en mostrar las consecuencias de la violencia.
Hævnen (2010), cuya traducción en danés significa venganza, se trata de una historia fuerte y atrapante. Ganó el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Su directora es Susanne Bier, cuya anterior película es Cosas que perdimos en el fuego.
En un mundo mejor, nos cuenta la relación de amistad que se establece entre un niño de padres separados que sufre acoso escolar y un huérfano de madre que culpa a su padre de la muerte de ésta. Los dos irán desarrollando una ira interior que terminará explotando. Todo
ello pese a las pacíficas enseñanzas del padre de Elías, un médico
idealista que trabaja en un campo de refugiados en África y es testigo
de la muerte de muchas personas en las guerras fraticidas. La película
ofrece profundas reflexiones sobre el sinsentido de la violencia que a
veces es evidente y otras veces sutil y las reacciones de las personas
ante ella. También analiza las dinámicas de autoridad y dominación que
se desarrollan en las relaciones humanas, como un juego de poder en el
que el más fuerte prevalece mediante el uso consciente de su
superioridad. Es para destacar los maravillosos paisajes africanos y la
fotografía en general. En particular me impactó uno de los niños
(Chistian) cuya mirada y actos demostraban su gran enojo con la vida.
La película tiene como temas la violencia y el perdón. Conmovedora.


viernes, 1 de abril de 2011
Condenados

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