miércoles, 18 de julio de 2012

Mandela, leyenda viva

Nelson Mandela, el padre de la Sudáfrica multirracial, cumple 94 años y, mantiene viva su propia leyenda: la historia de un hombre que dedicó su vida a luchar por los derechos humanos. Nació en julio de 1918 en Mvezo, destinado a ser un consejero de la tribu africana Xhosa. Pero su educación occidental lo hizo rebelarse y abrazar la lucha por los derechos humanos. Fue condenado a cadena perpetua en 1964 y puesto en libertad 27 años después. Pasará su cumpleaños con su familia, en su residencia en Qunu, la misma localidad donde hace casi un siglo, como hijo de un jefe tribal, cuidaba del ganado y asaba mazorcas.

El carismático ex presidente celebra esta fecha como uno de los personajes más relevantes del siglo XX, tras 67 años de lucha contra el racismo, 27 años en prisión y cinco años como jefe de Estado. Su tenacidad, su compromiso con la justicia, su defensa de la democracia y la igualdad racial y su mensaje de reconciliación lo han convertido en un admirado y respetado icono global. Mandela puso cara a uno de los mayores movimientos sociales en favor de los derechos humanos y logró atraer la mirada internacional hacia la Sudáfrica del Apartheid, el régimen de segregación racial impuesto por la minoría blanca del país, que aún a finales de los años ochenta negaba todos los derechos a negros, mestizos e indios.

En su país, los sudafricanos -negros y blancos- lo veneran y celebran el cumpleaños de Tata ("papá") Madiba (nombre del clan de Mandela en lengua xhosa y con el que se le conoce popularmente). Muchos de sus compatriotas no olvidan que sus palabras, tras su liberación el 11 de febrero de 1990, devolvieron la esperanza a una sociedad desangrada por las luchas étnicas y la violencia de grupos paramilitares opuestos a un cambio de régimen. "Los saludo a todos en nombre de la paz, la democracia y la justicia universal", afirmó Mandela, ante miles de personas, en Ciudad del Cabo. Se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica en las primeras elecciones multirraciales del país, en 1994, y abandonó la jefatura del Estado en 1999.

De educación occidental, aprendió a rebelarse contra las leyes tribales antes que contra el Imperio Británico, que gobernaba Sudáfrica a principios del siglo XX. Su conciencia nacionalista africana le hizo ingresar en el Congreso Nacional Africano. Abrió el primer despacho de abogados negros pero la matanza de manifestantes en la ciudad de Shaperville en 1960 le hizo abrazar la lucha armada y viajó por África para recibir entrenamiento y recaudar fondos para el brazo militar del CNA, que él mismo dirigió. Fue detenido en 1962 y procesado en el Juicio de Rivonia, en el que fue condenado a cadena perpetua en 1964, hasta su puesta en libertad en 1990. Mandela abandonó la política en 1999, pero permaneció en la vida pública a través de su Fundación (ahora el Centro de la Memoria Nelson Mandela), en un sinfín de causas solidarias. Aunque el paso del tiempo va desdibujando su legado en una sociedad marcada aún por tensiones raciales y desigualdades heredadas del Apartheid, la presencia de Mandela sirve todavía de aglutinante y mantiene viva su leyenda. Mientras él siga aquí, los sudafricanos cantarán, año tras año, sin fisuras: "­Feliz cumpleaños, Tata Madiba".

2 comentarios:

  1. Por suerte el Apartheid es un tema ya olvidado en el mundo. Estuve en Sudáfrica en 1980, en pleno Apartheid. La discriminación llegaba a límites que hoy no se pueden concebir.
    En los trenes los negros tenían vagones separados, los autobuses eran exclusivos para cada raza, los baños también. Yo vivía en el centro de Johannesburgo enfrente de una gran plaza cuyos bancos tenían escrito "blancos solamente". Los negros no podían circular después de las 10 de la noche sin una cartilla especial que se daba para los que trabajaban en sitios específicos (hoteles, mantenimiento, etc.), caso contrario eran encarcelados. Después de trabajar debían volver a Soweto, una ciudad de chabolas cerca de Johannesburgo.
    Sudáfrica tiene dos idiomas oficiales, el inglés y el afrikaner, los negros solo hablaban el inglés, porque los descendientes de los boers los trataban peor que los ingleses (lo que ya es decir).
    Mandela en esa época estaba encarcelado, y no era conocido internacionalmente,salvo por defensores de derechos humanos. Los ciudadanos comunes no teníamos conocimiento de su causa. En Sudáfrica por supuesto no existía libertad de prensa.
    Aunque parezca una paradoja, a veces pienso que Nelson Mandela fué afortunado. Cuantos Mandelas fueron torturados y murieron en las cárceles sin que jamás hayamos tenido noticias de su existencia.
    Hoy es un símbolo de la lucha contra la discriminación. Gracias Nelson Mandela.

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    1. La película Invictus, es muy buena, muestra a Sudádrica cuando fue sede del Mundial de rugby, una vez abolido el apartheid y los acontecimientos posteriores a la salida de la cárcel de Mandela. Si no la viste, te la recomiendo.

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