En Italia, las consecuencias de la crisis son cada vez más visibles, con resultados preocupantes, la brecha entre ricos y pobres aumentó por las políticas recesivas
La crisis económica que sufre Italia se traduce ahora en términos de pobreza. Según anunció ayer el Instituto Nacional de Estadística italiano (Istat), más de 8 millones de personas, –sobre un total de casi 60– viven al borde de la indigencia, el 69 por ciento de ellos en el sur del país, donde una familia de cada cuatro es considerada pobre. El Istat considera que una familia es pobre cuando tiene un ingreso mensual menor o igual a 1011 euros (unos 1250 dólares) y, en cuanto a la pobreza absoluta, se refiere a personas cuyo nivel de vida no alcanza un estándar mínimamente aceptable. Advierte que muchos “pobres relativos” pueden agravar su situación según cómo evolucione la del país.
Mientras tanto, sigue en Europa y cada vez más aguda la polémica entre los economistas que defienden la austeridad para salir de la crisis, principalmente alemanes, y los keynesianos, como el Premio Nobel Joseph Stiglitz, que pretenden que el Estado estimule la producción y el consumo a través de inversiones, por ejemplo con el dinero ahorrado en los distintos recortes a los derroches y lujos de políticos y parlamentarios. Cierto, difícilmente Italia pueda hacer sola políticas de esta naturaleza cuando la Unión Europea y el FMI siguen insistiendo en que la austeridad es el mejor remedio para la crisis. Los mentados “mercados”, que sacan siempre provecho de la desgracia ajena, siguen por lo demás jaqueando la economía italiana sin compasión. La empresa de rating Moody`s, bajó el rating de la deuda italiana de A3 a BAA2, lo hizo con el rating de 10 bancos y 23 entes italianos.
Aunque los datos de la pobreza de 2011 no son demasiados distintos de los de 2010, se ha agravado muchísimo la situación de las familias obreras, cuyo jefe tiene un perfil profesional y/o educación baja, por el contrario ha mejorado la situación de las familias de dirigentes empresariales y empleados. “Esto significa que la brecha entre ricos y pobres se ha agrandado a causa de las políticas recesivas. Pero el gobierno se sigue preocupando por salvar los bancos. Monti debe cambiar la ruta porque una bomba social está por estallar”, comentó por su parte el senador Elio Iannutti del Partido Italia de los Valores. Por otra parte, el trabajo del Istat sostuvo que el 7,6% de los núcleos familiares están en riesgo, ya que se encuentran casi al límite de la pobreza relativa y con un gasto imprevisto podrían entrar en esta categoría.
Los datos sobre la economía italiana no permiten el más mínimo optimismo. Según previsiones difundidas por el banco central italiano, el país estará todavía en recesión en 2013 y la desocupación llegará al 11%. El informe habla de que la recesión terminará en 2013, pero la recomposición de la economía se concretará recién en 2014. El banco estima que el PIB de la península se reducirá el 2% en 2012 y el 0,2% en 2013, una cifra mejor de cuanto se esperan los industriales italianos. Pero la desocupación aumentará a más del 11% en 2013, sobre todo entre los jóvenes y las mujeres. Para no hablar del salario real, que continuarán descendiendo a causa del aumento de los precios, tanto en el sector privado como en el público, dice el informe del banco central. A partir de la difusión de este informe la oposición criticó duramente las políticas de ajuste aplicadas por el primer ministro, Mario Monti. Lo acusan de beneficiar a empresarios y banqueros y de ignorar a los sectores más pobres.
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