domingo, 23 de marzo de 2014

Asalto a Europa

Por Gustavo Sierra

Fue un asalto a la desesperada. Mil inmigrantes subsaharianos, mayoritariamente de Mali y Senegal, se lanzaron el martes contra las vallas de protección de Melilla. Escalaron con enorme habilidad por entre los alambrados y la mitad de ellos logró entrar.
Corrieron por las calles del enclave español en territorio marroquí hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. Llegaron exhaustos, la mayoría con cortes provocados por las púas de los alambres, con quebraduras de pies por lanzarse desde diez metros hacia el otro lado de la valla, varios en hombros de compañeros más fuertes. Gritaban “¡bosa, bosa!”, victoria, y levantaban los brazos como si hubieran ganado un campeonato. En realidad ganaron mucho más. Se convirtieron en inmigrantes legales en Europa.

Fue el asalto más grande de la historia de Melilla y Ceuta, los dos enclaves españoles en Africa del Norte. Los inmigrantes saben que si ponen un pie en algunos de estos lugares de inmediato consiguen su sueño europeo. En este momento hay más de 50.000 muchachos y familias enteras esperando su oportunidad en los bosques alrededor de estas dos pequeñas ciudades anacrónicas, que forman parte del legado colonial español.
El gobierno de Madrid no puede sostener la situación. El CETI tiene capacidad para albergar 480 personas. Hoy tiene más de 1.800. Sólo atinaron a enviar cien policías más de refuerzo. Pero saben que es muy difícil detener a gente sin nada que perder. En lo que va del año ya son 1.600 los que lograron traspasar las vallas, en todo el 2013 habían sido 1.074.
Y es que en los últimos meses, a los chicos inmigrantes de los países pobres del centro de Africa se le están sumando miles de familias que escapan de la guerra en Siria. Llegan a Argel y Casablanca y de allí hasta Oujda, en Marruecos, donde consiguen un pasaporte marroquí por mil dólares. El resto es llegar a la costa, correr y saltar. De estos territorios partió el ejército de Francisco Franco para oprimir a España durante 40 años. Ahora salen de allí los que buscan en Europa la libertad y el futuro que Africa les niega.

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