Contó que cuando meditaba si aceptar su designación vivió un momento místico
Roma (La Nación). En su inédito diálogo
con Eugenio Scalfari, fundador del diario La Repubblica, Jorge
Bergoglio reveló que vivió un momento místico al ser elegiso papa, cuando dudó qué hacer. Y aunque confesó que "adora los místicos", dijo que no cree serlo. "Antes de la aceptación pregunté si podía retirarme
unos minutos (...) Mi cabeza estaba completamente vacía y una gran
ansiedad me había invadido. Para hacerla pasar y relajarme cerré los ojos y desapareció cualquier pensamiento, también el de rechazar el encargo, como por otra parte permite el procedimiento litúrgico", contó el Papa.
"Cerré los ojos y no tuve más ninguna ansiedad o
emotividad. En un momento, una gran luz me invadió, duró un instante,
pero a mí me pareció larguísimo. Después la luz se disipó, yo me levanté
de golpe y fui a la habitación donde estaban los cardenales y sobre la
mesa estaba el acta de aceptación. Lo firmé, el cardenal camarlengo lo
firmó y después en el balcón tuvo lugar el «habemus papam»", reveló.
No fue el único detalle personal que salió a la luz. En
la entrevista, el Papa también dio a conocer que sus santos preferidos
son San Pablo, San Agustín, San Benito, San Tomás, San Ignacio -el
fundador de la Compañía de Jesús- y, "naturalmente", San Francisco de
Asís. Al ser consultado sobre cuáles, entre ellos, sentía más
cercanos, el ex cardenal primado de Buenos Aires sorprendió al no
mencionar a San Ignacio, sino a San Agustín y San Francisco. Agustín,
porque se sentía "impotente en frente a la inmensidad de Dios y a las
tareas que un cristiano y un obispo deberían cumplir".
Y Francisco "porque es todo: hombre que quiere hacer,
construir, funda una orden y sus reglas, es itinerante, misionero, poeta
y profeta, es místico, ha constatado sobre sí el mal y pudo salir de
él, ama la naturaleza, los animales, la hierba y los pájaros que vuelan
en el cielo, pero sobre todo ama a las personas, los chicos, los viejos,
las mujeres. Es el ejemplo más luminoso de ese ágape [amor por los
otros] del que hablábamos antes", explicó..