Para Lorena Soler, "Una vez más Paraguay nos recuerda su existencia en la
región a través del dolor. En esta oportunidad, a partir de la matanza de once campesinos por parte de las fuerzas de seguridad. Los asesinatos, en los que murieron también siete
policías, se produjo a partir de la decisión del gobierno de “ejecutar”
una orden judicial de desalojo de las tierras pertenecientes a un terrateniente, antes senador del Partido Colorado", al noroeste de
Paraguay, en una difusa frontera económica con Brasil.
Los problemas de la tierra en Paraguay se inician con los resultados
de la Guerra de la Triple Alianza, coalisión formada por Argentina, Brasil y Uruguay (1865-1870), que respondió a intereses británicos y con el fin de acabar con el modelo autónomo paraguayo como mal ejemplo para América Latina, ya que bajo el gobierno de Solano López, el Paraguay construyó construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas
telegráficas. La mayor parte de tierras pertenecía al Estado. El
Paraguay era la única nación de AL sin deuda externa porque le bastaban sus recursos.
La guerra para los paraguayos fue una causa nacional. El pueblo participó activo de una guerra defensiva, los de la Triple Alianza peleaban por plata u obligación. Esto llevó a los paraguayos a concretar hazañas militares. Decía La Nación, diario de Mitre (presidente argentino), "Algunos miopes creen que el fanatismo de los paraguayos es el temor que tienen al déspota. Soy de diferente opinión: ¿cómo explica usted que esos prisioneros, bien tratados por los nuestros, huyan tan pronto se les presenta la ocasión para ir masivamente a engrosar las filas de su antiguo verdugo?".
Diezmado el pueblo paraguayo y muerto “el tirano López”, los capitales extranjeros adquirieron a precios irrisorios grandes extensiones de tierra. El régimen strosnerista (1954-89) -dictadura sangrienta que duró 35 años- y el Instituto de Bienestar Rural (1963), que en el contexto de la “revolución de las letrinas” buscó la fórmula para la estabilidad política, derivó en el punto más alto de concentración de la propiedad de la tierra en manos de una burguesía que forjó la estabilidad de un orden de 35 años. Con la industria destruida, el pueblo paraguayo ha vivido del campo o el contrabando.
La guerra para los paraguayos fue una causa nacional. El pueblo participó activo de una guerra defensiva, los de la Triple Alianza peleaban por plata u obligación. Esto llevó a los paraguayos a concretar hazañas militares. Decía La Nación, diario de Mitre (presidente argentino), "Algunos miopes creen que el fanatismo de los paraguayos es el temor que tienen al déspota. Soy de diferente opinión: ¿cómo explica usted que esos prisioneros, bien tratados por los nuestros, huyan tan pronto se les presenta la ocasión para ir masivamente a engrosar las filas de su antiguo verdugo?".
Diezmado el pueblo paraguayo y muerto “el tirano López”, los capitales extranjeros adquirieron a precios irrisorios grandes extensiones de tierra. El régimen strosnerista (1954-89) -dictadura sangrienta que duró 35 años- y el Instituto de Bienestar Rural (1963), que en el contexto de la “revolución de las letrinas” buscó la fórmula para la estabilidad política, derivó en el punto más alto de concentración de la propiedad de la tierra en manos de una burguesía que forjó la estabilidad de un orden de 35 años. Con la industria destruida, el pueblo paraguayo ha vivido del campo o el contrabando.
Para ello, el Estado strossnerista utilizó las tierras fiscales
existentes todavía en el país, sin posibilidad de reconversión
económica, receptora del reasentamiento de campesinos nacionales y de inmigrantes brasileños. El incremento de la inmigración
en las fronteras dio paso a la expansión de la producción agrícola y a
la ocupación de tierras por parte de colonos y propietarios brasileños.
Así es como llegamos a que la Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay
determinara que del total de tierras adjudicadas en aquellos años, el 64
por ciento son mal habidas. Pero también que dictaminara que los
campesinos fueran el foco central de la resistencia y la represión.
Aquí, el núcleo del problema hasta hoy no resuelto. Crisis de una
forma de acumulación que, como no pudo zanjar la política, en tanto
búsqueda más o menos plausible del bien común, lo resolvió la fuerza de
la historia (que siempre es desigual). La urgencia del gobierno de Lugo, si hay tiempo, es aceptar el
conflicto como algo inherente a un orden democrático. Es la
única posibilidad para clausurar el deseo de los señores de la tierra de
imponer el próximo presidente del Paraguay.
Ultimas noticias: Golpe de Estado institucional en Paraguay.
Este mes de junio viene mal. Primero Grecia, y ahora Paraguay. Esto me duele más, mi señora es paraguaya, de Coronel Bogado, la capital del "chipá". Solía viajar todos los años a Paraguay, y compartir unos cuantos "tererés"(mate frío).
ResponderEliminarLos políticos argentinos tienen un problema de corrupción, pero en Paraguay la puedes multiplicar por tres. La alianza entre los poderosos y el ejército tiene mucho peso por allí, incluso en estos tiempos.
La guerra de la Triple Alianza fue un error por parte de Argentina, que los paraguayos no olvidan fácilmente. En algunos sitios todavía nos llaman "curepí" (cuero de chancho)por las botas que usaban los soldados argentinos.
Lugo abrió una esperanza, pero los terratenientes no están dispuestos a aflojar.
Argentina, Ecuador y Venezuela han tomado la decisión correcta retirando a sus embajadores. Veremos como continúa la historia.
Qué desdicha la de los hermanos paraguayos, Maguis. Nada justifica un golpe de Estado, nada. La institucionalidad debe primar sobre todas las cosas, no respetarla es burlarse de un país, es reducirlo a una finca de propiedad privada donde los señores feudales hacen lo que les da la gana.
ResponderEliminarPor aquí andaré, querida amiga,
IsaHun