En el momento justo, el Banco Centra Europeo (BCE) se negó a rebajar
los tipos de interés o anunciar otras políticas que pudieran ser de
ayuda. Porque, ¿qué razón podía existir para tomar cartas en el asunto?
Los estudios indican que la economía de la eurozona está hundiéndose, y
España se encuentra al borde del abismo. ¿Y la inflación? Está cayendo
rápidamente, lo cual es malo teniendo en cuenta las circunstancias.
Dudo que la decisión del BCE entrañe una lógica económica concebible.
Creo que solo puede interpretarse como una especie de negativa a
reconocer, aunque sea implícitamente, que algunas decisiones del pasado
fueron erróneas.
Al igual que Wolf, empiezo a ver cómo sucedió lo de los años treinta.
Las ganas de castigar
He oído varios intentos de explicar la extraña negativa del BCE a
bajar los tipos de interés pese a la escalada del desempleo y el
descenso de la inflación y, por encima de todo, los problemas
particulares de una unión monetaria que probablemente no sobrevivirá a
menos que la demanda general sea fuerte.
El argumento más popular parece ser que el BCE quiere “tener a los
políticos contra las cuerdas”, haciéndoles saber que no serán rescatados
a menos que hagan lo necesario (sea lo que sea eso).
Realmente, esto no tiene ningún sentido. Si hablamos de imponer
austeridad y recortes salariales en la periferia, ¿cuántos incentivos
más necesitan esas economías?
Si hablamos de una unión fiscal más amplia o algo similar, ¿qué parte
del inminente desmoronamiento de todo el sistema no entienden
supuestamente los alemanes?
¿Es lógico suponer que reducir las tasas de recompra en 50 puntos
básicos socavaría en cierto modo medidas que de lo contrario se
tomarían?
Lo que a lo mejor sí tiene sentido es una explicación en dos partes.
En primer lugar, el BCE no está dispuesto a reconocer que sus
políticas anteriores, sobre todo las subidas de los tipos de interés,
fueron un error.
En segundo lugar –y esto es más serio– sospecho que estamos ante la
vieja mentalidad del “trabajo de las depresiones” de Joseph Schumpeter:
la idea de que todo sufrimiento cumple de algún modo un objetivo
necesario y que sería una equivocación mitigar ese sufrimiento aunque
solo sea ligeramente.
Esta doctrina tiene un atractivo emocional innegable para la gente que se siente cómoda.
También es una completa locura si tenemos en cuenta todo lo que hemos aprendido sobre economía estos últimos 80 años.
Pero corren tiempos de locura enfundada en trajes caros.
Traducción de News Clips.
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