El economista hindú cuestionó con las políticas de ajuste que está
llevando adelante Europa, con el respaldo del FMI. Aseguró que Argentina
ya tuvo experiencia en eso y no funcionó. Bernardo Kliksberg también
crítico al capitalismo salvaje en la llamada Cumbre por una economía con
rostro humano, realizado en Buenos Aires.
“El euro fue una estupidez. Países como Grecia y Alemania no pueden
tener el mismo tipo de cambio. Y en ese tipo de circunstancia es cuando
se aplican brutales recesiones, con pérdidas de empleo, caídas de
salarios y deterioroe de los servicios públicos. Argentina tiene
experiencia en eso”, señaló en Buenos Aires el premio Nobel de
Economía, Amartya Sen, en la apertura del Primer Congreso de
Responsabilidad Social.
El economista habló sobre las inequidades económicas que a pesar del
fuerte crecimiento siguen existiendo en su India natal y del modelo de
desarrollo chino. Criticó al sistema político estadounidense y valoró el
dinamismo de América latina. Para Bernardo Kliksberg, presidente del
congreso, “es posible una economía con rostro humano, y esta hora es la
definitiva para que seamos responsables por el otro”.
Es la primera visita del premio Nobel a América latina, celebrada con
un largo aplauso en la apertura del congreso, que precedió a la entrega
del Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Amartya Sen es uno de los economistas más importantes del mundo, que
estudió los determinantes de la pobreza en los países periféricos. Ayer,
frente a mil personas, mayormente jóvenes, no desaprovechó la chance de
criticar las recetas de ajuste que el Banco Central Europeo y el FMI,
con decidido apoyo de Alemania, presionan para que sean desplegadas en
Europa.
“La política que se está aplicando es primitiva, tan primitiva que no
comprende que la austeridad corta las posibilidades de crecimiento.
Puede resultar interesante comparar esta situación con la salida de la
Segunda Guerra Mundial, cuando en términos relativos al PBI los países
europeos estaban más endeudados que ahora. Sin embargo, diez años
seguidos de crecimiento fue lo que les permitió salir del pozo. El peor
momento para pagar la deuda es cuando la economía se achica”, indicó el
Nobel, en una tónica que suele plantear el gobierno en sus propios
términos: “los muertos no pagan las deudas”. Sen colocó a los Estados
Unidos en una mejor posición económica relativa frente a la Unión
Europea, aunque caracterizó como “disfuncional” al sistema político del
país del norte.
Bernardo Kliksberg, presidente académico del congreso y miembro del
panel del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria, principal órgano
asesor de Naciones Unidas en la lucha contra el hambre, puso en números
la situación. “Según los últimos datos de la FAO, hay 842 millones de
personas en el mundo con desnutrición crónica, en un planeta que puede
producir alimentos para doce mil millones de personas.
Diez mil niños mueren por día por desnutrición. Cada 15 segundos se
muere un niño por no tener acceso al agua potable. Con sólo 25 centavos
de dólar se proporcionan los nutrientes básicos para evitar esta
situación y, sin embargo, cada segundo se gastan por lo menos dos
millones de dólares en armas. Esto es capitalismo salvaje, afán
desmedido”, comenzó Kliksberg. Elogió que países de la región hayan
disminuido sus niveles de desigualdad y pobreza y contó de qué se trata
el programa Amartya Sen, que a través de la Facultad de Ciencias
Económicas forma a 600 jóvenes en las ideas del economista.
Sen es un filósofo y economista hindú que ganó en 1998 el Premio
Nobel de Economía, luego de investigar cómo la producción de bienes, en
particular de alimentos, puede potencialmente satisfacer las necesidades
humanas, aunque no lo haga a raíz del deficiente circuito de
distribución de bienes, mediado por el afán de lucro. En función de
parámetros como la desigualdad de ingreso y de género, de acceso a los
servicios públicos y de calidad medioambiental, Sen estudió una nueva
forma de medir el desarrollo. Sus investigaciones se convirtieron luego
en un insumo central que tomó Naciones Unidas para crear su Indice de
Desarrollo Humano (IDH). El Nobel, además, estudió la inequidad de
género y ayer, incluso, por fuera de su habitual campo de estudio,
criticó el rol de los medios.
Más allá de las estrategias que puedan plantearse desde el ámbito
privado, el Estado tiene un rol fundamental para mitigar las
inequidades. Sin embargo, sectores de la derecha plantean, incluso con
el ruido latente del estallido de la última crisis mundial, desatada
gracias a la desregulación en varios planos, que la intervención del
Estado opaca las libertades individuales. Amartya Sen descartó que
exista esa oposición entre regulación estatal y potencialidad
individual, puso en duda la seriedad de economistas que realizan ese
tipo de planteos y además ponderó el crecimiento de América latina en
los últimos años.
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