
Los 20 últimos años de su vida los pasó a su lado. Fue la más discreta de sus mujeres. Vivió a su sombra. Picasso pintó a Jacqueline muchas veces. Sin embargo, ésta casi nunca posó de veras para él, limitándose a estar en la casa a su lado. Era la única persona cuya presencia toleraba en el taller cuando pintaba. Jacqueline se quedaba a su lado noches enteras mirándolo pintar. El artista garabateaba en el reverso de los lienzos mensajes de amor: "Para Jacqueline, en el día de San Valentín". Estaban tan unidos que ella casi nunca salia del hogar. Vivían en un castillo del siglo XVII al pie de la montaña de Sainte-Victoire. A Picasso le inquietaba tanto lo que le pudiera pasarle, también podía ser cruel con ella, tanto que ella a veces se refería a él como al "abominable hombre de las nieves".
Durante los últimos años de la vida del pintor, Jacqueline bebía de forma excesiva. Estaba afectada por la agonía de su marido y la difícil relación de ambos con los hijos y nietos de Picasso. En la víspera de su muerte, el pintor se tomó su infusión de todas las noches y preguntó a su esposa: ¿Sabes si tengo suficientes lienzos y pinceles? Mañana mismo voy a empezar a pintar otra vez. Al día siguiente, el médico le puso unas inyecciones para que respirase mejor. Picasso le preguntó si estaba casado. El médico le dijo que no. Pues se equivoca -dijo el pintor- . Vale la pena. Picasso se volvió a Jacqueline y murmuró: Mi mujer es maravillosa. Fueron sus últimas palabras. Jacqueline describió así el momento: "Vi que su rostro rosado se volvía gris. Aún no lo he asimilado del todo". Seis días y seis noches veló el ataúd en el cuarto de la guardia del castillo. Finalmente lo enterró al pie de la entrada. Jacqueline se sumió en una profunda depresión. Años más tarde, una noche de 1986, tendida bajo una manta idéntica a la que cubriera el cuerpo de Picasso al morir, Jacqueline se llevó a la sien un revólver y apretó el gatillo. Uno de sus deseos fue respetado: que la enterraran envuelta en una negra capa española como Picasso, junto a la tumba de éste al pie del castillo.
