El 16 de marzo de 2003 se
realizó la Cumbre de las Azores. De esa reunión participaron los
presidentes de EE.UU. (George Bush), Reino Unido (T. Blair), España (J.M. Aznar) y Portugal (Durão
Barroso). Se adoptó la decisión de lanzar un ultimátum de 24 horas al
régimen iraquí encabezado por Saddam Hussein para el desarme, del
“arsenal de armas de destrucción masiva”. El ultimátum no fue contestado
y la invasión se concretó el 20 de marzo. Las armas de “destrucción
masiva” nunca fueron halladas. Formalmente la guerra se extendió por 6
años. El 27 de febrero de 2009 Barack Obama anunció el progresivo retiro
de sus tropas. Esto se completaría el 31 de agosto de 2010. De todos
modos quedarían 50.000 soldados hasta fines de ese año. Las estimaciones
del número de personas muertas, en ese conflicto, fluctúan entre
150.000 a más de 1 millón de personas, según las fuentes. El costo
financiero de la guerra se puede estimar en más de 900 mil millones de
dólares. Todo eso ¿para qué? Para demostrar al mundo que el poder
imperial es capaz de hacer lo que quiere o sus intereses necesitan. Poco
importa el costo humano y material de esas decisiones. Ahora es Siria
el próximo objetivo. El motivo ahora invocado es que un ataque con armas
químicas partió de las tropas del Ejército Sirio. Analistas
internacionales, fuentes diplomáticas, incluido el Vaticano y
organizaciones como Médicos sin Fronteras, dudan de esta interesada
versión. En otro momento analizaremos las posibles estrategias y
necesidades para este nuevo ataque a la humanidad. En la llamada
“coalición atacante” estarían las fuerzas estadounidenses que comanda el
Premio Nobel de la Paz, Barack Obama. Solo lo acompañan las tropas
francesas que responden al “gobierno progresista” –social demócrata- de
ese centro mundial que irradia cultura y es un “reconocido defensor de
los derechos humanos”. Mientras el noble pueblo sirio padece y llora los
agravios de las potencias occidentales hay otras novedades. Los rusos
dicen que el ataque a Siria es la “línea roja” cuyo cruce no tolerarán y
amenazan con volver sus armas hacia Arabia Saudita. Los iraníes -el
gran objetivo si occidente lograra controlar Siria- y Hezbolá, que
controla la palestina Franja de Gaza, sostienen que atacarán Israel. La
poderosa China, que es la principal interesada en que las cosas no
cambien en la región porque son sus principales abastecedores de
petróleo, es la retaguardia y logística del régimen sirio.
Mientras tanto, la humanidad duerme con un ojo abierto.
Por Juan Guahán
Interesante nota y que triste, los únicos que sufren, los niños, sus madres y padres, todo para que los vendedores de armas no pierdan sus mercados, son todos unos miserables. Sol
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