viernes, 20 de septiembre de 2013

“España ha perdido sus vínculos con el pasado”

Almudena Grandes, de visita en Buenos Aires, recién llegada de Madrid habla de sus últimos libros. Almudena padece, es ella quien lo dice, una obsesión sentimental enfermiza por la Guerra Civil. Tomó partido en esta disputa interminable, porque “en una guerra entre fascistas y demócratas no hay que explicar de qué lado está el bien”. Cree que la literatura puede hacer más por la historia que los libros de historia.

Sobre la crisis actual: "Uno de los grandes problemas de la España más contemporánea es que ha perdido sus vínculos con el pasado. Siempre hemos sido un país pobre, nuestras tradiciones tienen que ver con eso, y hemos sabido ser pobres con dignidad. Lo hacíamos bien.". "Hasta los últimos 20 años. Porque en los últimos 20 años nos contaron que éramos ricos. Y nos lo creímos. Y perdimos nuestras referencias: la cultura del sacrificio, de la resistencia. Ahora, sobre todo la gente joven, está desconcertada. Nos dijeron que éramos ricos y no lo somos, ¿y ahora qué hacemos? Ese es un problema que sus abuelos no tenían. Se ha roto una especie de cadena lógica de la España de los últimos años."

Nivel de consciencia: "Esa especie de desvalimiento actual tiene que ver con la falta de conciencia política, incluso de conciencia de la realidad. Esta pobreza estaba matizada por la solidaridad, por la predisposición a compartir con los demás, que eran nuestros iguales. Pero este no es sólo un fenómeno de España. La indolencia es un mal del siglo XXI. El siglo XX, hasta la caída del Muro, fue un siglo marcado por la intensidad. En el siglo XXI llevamos 13 años en los que no ha pasado nada."

La transición: "La guerra podría haber terminado si la transición se hubiese hecho de otra manera. La muerte de Franco era el momento ideal para poner fin a una guerra que ya no era armada pero sí cruenta. Franco firmaba sentencias de muerte hasta en su lecho de enfermo. Pero lamentablemente no fue así. Nuestra transición estuvo mucho más basada en los silencios que en las palabras, en el miedo que en la alegría. La consigna, tácita no expresa, que recibieron los españoles era a no remover nada, conformarnos con lo que teníamos. En la práctica era una propuesta infantil, vamos a hacer como que no hubo dictadura, y será como que no hubo. Cuarenta años de dictadura no se borran con voluntad. La transición se parece a una escena de Mary Poppins, donde ella toma de la mano a los niños y saltan a un dibujo, y pasan a vivir a otro mundo. Ese proceso determinó la fragilidad de la democracia española actual. No hubo ruptura expresa con la dictadura, ni democratización profunda. Ahora, lo de que la guerra no haya terminado, tiene que ver con la debilidad de la democracia española actual, con la clase de país en la que van a vivir nuestros nietos."

Franquismo: "España era un país secuestrado, sin conexión con el mundo. En 1968 las mujeres no podían heredar, eran mayores dos años después que los hombres, no podían trabajar sin permiso del marido, vivían en una situación anacrónica. Yo tenía 15 años cuando Franco murió, y había sido educada para vivir en un país que nunca existió. Es cierto, la dictadura se fue ablandando con los años, pero la educación fue de posguerra hasta el último día. Nos educaron para vivir en un país que no existía más. Y la diferencia generacional que hay entre nosotros y nuestros padres es abismal. Nosotros nos parecemos mucho más a nuestros abuelos que a nuestros padres. Mis abuelos pudieron escoger una vida, si iban a creer en dios o en qué iban a trabajar. Para mis padres había sólo una vida, la tomabas o te morías. No había opción. España siempre fue a contrapié, hemos llegado demasiado temprano o demasiado tarde a todo. Esos abismos generacionales tienen consecuencias en el carácter de los españoles. Mi padre nació en el 33 mi madre en el 35, esa es la generación pérdida por antonomasia del siglo XX español. Tienen que haber tenido esa sensación de vivir en una entelequia, un engaño".

Párrafos de la entrevista publicada en la revista Ñ de Clarin el 17/08/2013.

4 comentarios:

  1. Almudena Grandes, siempre tan certera como buena narradora de la realidad española, gracias por la nota... dogo argento

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  2. Almudena Grandes es grande en despertar recuerdos que otros -a todo trance- ocultan en su memoria para beneficio propio. Lástima que estas, sus declaraciones, no se publiquen directamente en España.

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  3. Lo llamatativo o no, es que muchos españoles/as dicen aquí cosas que da la impresión no se animan a decir allá, o al menos lo dicen de otra manera.

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  4. Decir que la guerra civil del 36 fué una guerra "entre fascistas y demócratas", es, como mínimo, una solemne estupidez. ¡Que se sabrá esta señora lo que pasaba por la cabeza de los que vivieron aquello, y porqué lucharon unos y otros!, y ¿quien es ella para juzgarlos con esa ligereza?. ¡Que fácil es opinar sobre aquello desde la cómoda perspectiva del siglo 21!.

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