Isabel Stratta
El último abrazo |
Camisa con etiqueta de Benetton |
Un informe de McKinsey pronosticó que las
exportaciones de indumentaria de Bangladesh llegarán a los US$30.000
millones en 2015, dado el salario y la capacidad de las 5.000 fábricas
para abastecer grandes pedidos.Pocas firmas han reconocido que
en el edificio desplomado el 24 de abril se fabricaba para ellas. La
cadena angloirlandesa Primark dijo que indemnizará a las víctimas. La
mayor cadena de Canadá, Loblaw, se mostró consternada. Dijo que no
abandonará el país y que vigilará las medidas de seguridad.
Al
mismo tiempo, el CEO Galen Weston se escandalizó del “atronador
silencio” de otras marcas respecto del desastre. Dijo que más de 30
cadenas internacionales trabajaban con las cuatro fábricas del edificio
desplomado. La italiana Benetton desmintió primero toda relación,
para luego admitir que etiquetas y documentación de su marca
encontradas entre los escombros se debían a un encargo “por única vez”.
El 1° de mayo los trabajadores marcharon enfurecidos en las calles de
Dhaka, la capital de Bangladesh.
Del
otro lado del mundo, las grandes marcas que confeccionan en el país
asiático consideraban pasos a seguir. Representantes de cadenas como
Walmart y J.C. Penney se reunieron cerca de Frankfurt buscando acuerdos
para un plan de medidas de seguridad. Si bien las campañas por
una “ropa ética” en Europa y EE.UU. no han representado hasta ahora una
amenaza importante para las ventas de tiendas como Zara, Walmart o
H&M –que fabrican en Asia–, esta vez la repercusión de la tragedia
podría hacer mella en sus imágenes de marca. Frente a un local de
Gap en San Francisco se congregaron el 25 de abril manifestantes que
reclamaban por las condiciones de trabajo en los talleres asiáticos.
Walt
Disney Company, la mayor empresa mundial de licencias, reveló esta
semana en su página web que daba por terminada su producción en
Bangladesh. Y la Unión Europea considera sanciones comerciales al país. No
es la clase de solución que muchos querrían en Bangladesh. “Bangladesh
necesita sindicatos fuertes, no presiones externas”, escribió esta
semana Fazle Hasan Abed, presidente de BRAC (Bangladesh Rural
Advancement Committee), una ONG. “Esta es una industria muy
importante para nosotros” dijo Mohammad Fazlul Azim, legislador de
Bangladesh e importante propietario de fábricas. “No hay que hacerle
pagar a toda la nación”.
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