En el estado brasileño de Maranhão
hay un apellido omnipresente, que nombra al menos cinco calles, dos
avenidas, seis escuelas, una plaza y un puente: Sarney. Varios de esos homenajes en la ciudad de São Luis son para el expresidente brasileño y actual senador José Sarney. Pero
también los hay para su padre, que fue juez, su hijo,
diputado desde 1983, y su hija, actual gobernadora de Maranhão por el
Partido del Movimiento Democrático Brasileño. Se trata de una de
las familias más poderosas de Brasil, un verdadero prototipo de las
dinastías políticas que dominaron y dominan en algunos casos la política
de este país.
El fenómeno de las dinastías "no ocurre
sólo en Maranhão, sino en todo Brasil",
dijo Célia da Motta, de la Universidad Federal de Maranhão. Los
Sarney enfrentan ahora un reto en su propio bastión, con un político
opositor que según las encuestas puede vencer a su candidato y gobernar
ese estado del noreste brasileño que controlan desde hace décadas. Pero
los analistas dudan de que esto suponga necesariamente el ocaso
político de esa familia, y mucho menos el comienzo del fin de
las dinastías en la cosa pública brasileña. Aquí, poder y parentesco suelen ir de la mano hasta hoy.
Brasil
sabe desde hace tiempo de cuestiones dinásticas, hasta por su pasado
imperial. Y el fenómeno se manifiesta también en las actuales
elecciones. El socialdemócrata Aécio Neves, uno de los tres
candidatos presidenciales favoritos, es hijo de
político y nieto de Tancredo Neves, que como él fue gobernador de Minas
Gerais. Tancredo Neves también fue presidente electo indirectamente, pero murió en 1985 antes de asumir el cargo. Quien lo reemplazó como primer presidente civil tras 21 años de régimen militar fue su compañero de fórmula, José Sarney.
Eduardo
Campos, el candidato presidencial socialista que murió en un accidente
de avión en agosto, también pertenecía a una familia vinculada a la
política: su abuelo Miguel Arraes fue como él gobernador del estado de
Pernambuco. Incluso entre los candidatos a legisladores hay varios apellidos conocidos. Un
estudio reciente de la ONG Transparencia Brasil concluyó que casi la
mitad de quienes componen el Congreso brasileño tienen parientes
políticos: 44% de los diputados y 64% de los senadores electos en 2006 y
2010. La región de Brasil con mayor tendencia a que eso ocurra es
el noreste. Precisamente el rincón de Sudamérica donde está Maranhão o,
como algunos allí le llaman allí, "Sarneylandia".
Claudio Abramo, director
ejecutivo de Transparencia Brasil, le dijo a BBC Mundo que el fenómeno
"se expresa más claramente en los estados más atrasados" y Maranhão es
un ejemplo. "Los peores índices están ahí, funciona todo para los intereses de la familia Sarney", afirmó. Maranhão tiene uno de los peores índices de desarrollo humano entre los 27 estados brasileños. Sus
problemas de seguridad llamaron la atención en diciembre, con un motín
en una cárcel abarrotada donde fueron filmados reclusos decapitados.
Sarney,
que integró un partido favorable al último gobierno militar (1964-1985)
y al mismo tiempo construyó alianzas con el Partido de los Trabajadores
(PT) de la actual presidenta Dilma Rousseff, rechazó en julio las
estadísticas sobre Maranhão. En un artículo publicado en un
periódico local controlado por su familia, sostuvo que hay "números
falsos" acerca del estado y que el índice de desarrollo humano se creó
para beneficiar a "países imperialistas".
En cualquier caso, los electores de Maranhão parecen estar buscando un cambio. Las
encuestas dan una amplia ventaja a Flávio Dino, candidato a gobernador
estatal por el Partido Comunista de Brasil, sobre el postulante escogido
por los Sarney: el político y empresario Edison Lobão Filho. Lobão
Filho es hijo del actual ministro brasileño de Minas y Energía, Edison
Lobão, que según la prensa local ha sido mencionado en recientes
denuncias de corrupción realizadas por un exdirector de la petrolera
estatal Petrobras preso.
En esas declaraciones, que investiga la
justicia, también apareció el nombre de Roseana Sarney, hija del
expresidente y actual gobernadora de Maranhão. Ambos rechazan cualquier
irregularidad. Se trata, en todo caso, de una de las tantas
acusaciones de corrupción que ha enfrentado la familia Sarney en los
últimos tiempos. José Sarney, de 84 años, anunció que
evitaría buscar un cuarto mandato de senador por el estado de Amapá,
después de haber sido abucheado en un acto oficial.
Pero Motta dijo que es necesario esperar para ver qué significa la actual situación para la familia. Recordó
que en 2006 Roseana Sarney perdió una elección para gobernar Maranhão y
luego el tribunal electoral aceptó una denuncia de irregularidades
contra el candidato vencedor, apartándolo del cargo y permitiéndole a
los Sarney recuperar el control de su bastión. "Ellos sobreviven de una forma u otra", señaló Motta. En
cualquier caso, Abramo advirtió que hay nuevos embriones de dinastías
políticas surgiendo en estados brasileños como São Paulo y Mato Grosso
del Sur. "El caso Sarney es típico de una dinastía política longeva", dijo. "Pero ellas se renuevan".
Gerardo Lissardy
BBC Mundo, Brasil
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