Ellos viajan en autos importados, custodiados “por expertos”, detrás
del polarizado, se esconden del albañil que se juega la vida en el
andamio, de la costurera que se duerme en la máquina, de la obrera que
envuelve los manjares que nunca podrá comprar
El régimen sindical de Argentina, copiado por Perón de la “Carta del Lavoro” italiana (legislación de Mussolini), demuestra que luego de más de sesenta
años, la
dirigencia sindical peronista, detenta un poder monopólico con
dirigentes vitalicios que se dedican a la política partidaria y a
acumular riquezas personales. Ellos se convierten en millonarios algunos
y nuevos ricos muchos, dentro de un marco de
impunidad judicial y fiscal. Mientras
los políticos del peronismo discursean sobre el respeto a
la democracia, los dirigentes
gremiales pactan con los gobernantes peronistas de turno, la forma
de repartir el poder político y económico y se eternizan en el poder. Son sumisos con gobiernos peronistas pero le hacen la vida imposible a gobiernos democráticos de signo diferente. Tras muchos años de cultura peronista, sus cuadros sindicales y políticos consideran que "gobernar es concentrar poder".