sábado, 5 de septiembre de 2015
sábado, 4 de abril de 2015
Las últimas mujeres chinas de pies rotos
Décadas después de que se prohibiera la práctica de vendar los pies, la
fotógrafa británica Jo Farrell retrató a las últimas mujeres que lo
hicieron por su propia voluntad u obligadas por sus padres
Décadas después de que se prohibiera la práctica de
vendar los pies a las mujeres en China, una fotógrafa británica retrató a
las últimas mujeres que lo hicieron por su propia voluntad u obligadas
por sus padres. Fue con gran orgullo que Su Xi Rong le mostró sus pies a la fotógrafa Jo Farrell. Vendados desde que tenía siete años, eran tan pequeños que le habían hecho ganar fama por su belleza. Esta mujer de 75 años es una de las últimas que fue sometida a esta práctica desde que se prohibió formalmente en 1912. Durante
ocho años Farrell visitó a más de 50 mujeres como ella. Sus historias,
dice, la sorprendieron por el orgullo y empoderamiento que encerraban.
Pese
a la prohibición, la práctica -que según creían hacía los pies más
bellos y promovía la obediencia de la mujer- continuó en muchas zonas
rurales hasta la Revolución Cultural de 1949. A lo largo de sus viajes por las provincias de Shandong y Yunnan,
Farrell encontró abuelas felices de mostrarle los resultados de años de
atarse los dedos bajo los pies. "Mucha gente habla de lo barbárico de esta tradición, pero también
era una costumbre que empoderaba a las mujeres", señala Farrell. "Les proporcionaba una vida mejor. Hacían lo que era mejor para ellas". Debido a las tradiciones feudales, las mujeres de pies grandes tenían muchas menos posibilidades de casarse. Los
casamenteros preferían a las mujeres de pies vendados porque esto
demostraba que podían tolerar el dolor y que "no se quejarían como
esposas", explica la fotógrafa. Su Xi Rong recuerda cómo su abuela la castigaba cortándole la piel de
sus dedos cuando la descubría tratando de quitarse las vendas.
viernes, 6 de febrero de 2015
El auge de la crueldad
Visualizar la barbarie en directo siempre ha gozado de gran
predicamento; lo nuevo es que ahora se ofrece estés donde estés y al
momento. Quemar a un rehén y las degollinas del Califato intensifican el
efecto contagio
Luis Goytisolo
Casi podría decirse que la crueldad está ya en el principio. Es
decir: como por encima de los orígenes de la humanidad, en ese tiempo
anterior al que se refieren la mayor parte de las creencias religiosas:
dioses que devoran a sus hijos, o que destruyen ciudades por la conducta
lasciva de sus habitantes, o que castigan a toda la especie humana
porque alguien se comió una manzana. De ahí que la imagen que tenemos de
las antiguas civilizaciones esté indefectiblemente teñida asimismo de
crueldad: sus guerras, sus conquistas, la propia vida cotidiana. Una
imagen siempre vinculada, a modo de inevitable contrapartida, a la
expansión y el esplendor de absolutamente todos los imperios.
Su brusca reaparición, tras varias décadas de buenismo que la daba poco menos que por extinguida, no supone de hecho una novedad ni a nivel individual ni colectivo, trátese de la ejecución de prisioneros, rehenes o como se quiera llamarles, o del típico crimen pasional fruto de los celos o el despecho. Lo que sí ha cambiado, lo único que ha cambiado, es su percepción por parte de la sociedad. Y es que desde los asesinatos cometidos por miembros del Califato o por las milicias enfrentadas del ámbito islámico hasta la reconstrucción del asesinato de una mujer a manos de alguien que por lo general tenía ya antecedentes, la televisión y demás pantallas grandes y pequeñas hoy nos informan de los hechos al momento. Esto es lo realmente nuevo: estés donde estés y al momento.
Su brusca reaparición, tras varias décadas de buenismo que la daba poco menos que por extinguida, no supone de hecho una novedad ni a nivel individual ni colectivo, trátese de la ejecución de prisioneros, rehenes o como se quiera llamarles, o del típico crimen pasional fruto de los celos o el despecho. Lo que sí ha cambiado, lo único que ha cambiado, es su percepción por parte de la sociedad. Y es que desde los asesinatos cometidos por miembros del Califato o por las milicias enfrentadas del ámbito islámico hasta la reconstrucción del asesinato de una mujer a manos de alguien que por lo general tenía ya antecedentes, la televisión y demás pantallas grandes y pequeñas hoy nos informan de los hechos al momento. Esto es lo realmente nuevo: estés donde estés y al momento.
domingo, 1 de febrero de 2015
“Alguien tiene que morir”
Con la muerte de Nisman, si ya teníamos un tejido social perforado, ahora entramos en la etapa de la descomposición del mismo. Si algo quedó claro en los últimos días en nuestro país es que el Crimen Organizado, además de estar consagrado, fundamentalmente en su vertiente narco, también está lo suficientemente bien asentado como para lograr que la impunidad esté por encima de la justicia.
Transitamos en lo que va del año la peor cosecha de cadáveres. Nos asentamos en la debacle y esperamos, ante el cinismo preponderante, lo peor. Porque lo peor no se encuentra en el imaginario colectivo sino en la barbarie cotidiana que refleja que la creación de nuevas policías no ha sido más que funcional a la criminalidad y que en nuestro país, de la custodia, también hay que cuidarse.
Con "custodia" asesinaron a Norma Bustos en Rosario (2014). Con "custodia" asesinaron a Alberto Nisman en CABA (2015). Nos hemos convertido a pesar del relato, en un paradigma de impunidad en el cual, el aparato reproductivo de la muerte es la consecuencia primaria de la forma en la que el Simulacro que nos gobierna a nivel Nación, decidió combatir el delito.
Así es como en la brutal tergiversación, la injusticia se acomodó por encima de la Justicia reproduciendo de forma voraz a Candela. Se multiplicaron en lo cotidiano, Candelas. Con la petulancia del manoseo de las "investigaciones". Con ls dudas sobre las fuerzas de seguridad embebidas en una profunda opacidad. En donde los espectros criculan casi exultantes ante la falta de verdad. Una y otra vez, volver a matar al muerto en un agiornado Estado de Naturaleza con una construcción ética y estética acomodada en la negación como herramienta retórica de desvío y tergiversación.
Rosario lleva 25 muertos en lo que va del año y el conurbano supo cosechar 6 cadáveres en cinco días. Las nuevas policías, en su precaria formación y "sensibilidad" al delito, no hacen más que multiplicarlo en los dos primeros puestos del PBI Narco delictivo del país. Pero son un buen instrumento, como ocurriría en los países que ya las están aboliendo, de lavadero y desvío.
lunes, 26 de enero de 2015
Una novela de impunidad que dura dos décadas
El lunes 19, los argentinos despertamos con la noticia de que el
fiscal Nisman, quien días antes había acusado a la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner y al canciller [ministro de Exteriores] Héctor
Timerman de encubrimiento del atentado a la AMIA,
estaba muerto de un balazo en la sien. El impacto de la noticia
continúa retumbando en la cabeza de los argentinos. La muerte del fiscal
es sólo el último capítulo en la novela de impunidad iniciada hace más de dos décadas.
Como en las novelas policiales, la investigación se concentra hoy en
las pruebas de restos de pólvora, huellas digitales y llamadas
telefónicas. Pero sin un entendimiento completo de los hechos que
comienzan hace más de dos décadas, es imposible comprender la gravedad
de la situación actual. El 17 de marzo de 1992, un ataque terrorista a la Embajada de Israel
en Argentina causó 29 muertos y 242 heridos. Si bien se realizaron
numerosas investigaciones, el caso continúa en la impunidad. La
hipótesis principal es que el grupo libanés Hezbolá estuvo detrás del
ataque.
La bomba en la embajada y la impunidad que la acompañó sembraron el terreno para que dos años mas tarde, el 18 de julio de 1994, otra bomba, esta vez en la Asociación Mutal Israelita Argentina, matase a 85 personas. La investigación judicial estuvo desde un comienzo plagada de graves irregularidades, en donde las huellas supuestamente secretas del Servicio de Inteligencia argentino se vislumbran a cada paso. El informe del doctor Claudio Grossman, observador del juicio en representación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), no deja ninguna duda. Apenas iniciada la investigación, el juez de la causa, Juan José Galeano, presionó a la persona identificada de haber entregado la camioneta con 300 kilos de dinamita que derrumbó el edificio de la AMIA, para que identificase como responsables a policías de la provincia de Buenos Aires, ignorando otras líneas de investigación. A partir de ahí, todo el resto de la prueba quedó seriamente contaminada. En el encubrimiento y la implantación de prueba falsa, participaron varios funcionarios del poder judicial, del poder ejecutivo y del poder legislativo, todos guiados por la mano del Servicio de Inteligencia.
La bomba en la embajada y la impunidad que la acompañó sembraron el terreno para que dos años mas tarde, el 18 de julio de 1994, otra bomba, esta vez en la Asociación Mutal Israelita Argentina, matase a 85 personas. La investigación judicial estuvo desde un comienzo plagada de graves irregularidades, en donde las huellas supuestamente secretas del Servicio de Inteligencia argentino se vislumbran a cada paso. El informe del doctor Claudio Grossman, observador del juicio en representación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), no deja ninguna duda. Apenas iniciada la investigación, el juez de la causa, Juan José Galeano, presionó a la persona identificada de haber entregado la camioneta con 300 kilos de dinamita que derrumbó el edificio de la AMIA, para que identificase como responsables a policías de la provincia de Buenos Aires, ignorando otras líneas de investigación. A partir de ahí, todo el resto de la prueba quedó seriamente contaminada. En el encubrimiento y la implantación de prueba falsa, participaron varios funcionarios del poder judicial, del poder ejecutivo y del poder legislativo, todos guiados por la mano del Servicio de Inteligencia.
sábado, 24 de enero de 2015
Matar al rusito descerebrado
Por: Alfredo Leuco
Ahora puedo revelar la fuente porque Alberto Nisman ya murió. Hace exactamente dos años y cuatro días yo hablé largamente con él y me hizo revelaciones que hoy adquieren otro valor. El fiscal muerto estaba con mucha energía pero también, muy preocupado. Había recibido una amenaza mas grave que la decenas de aprietes semanales con las que querían intimidarlo. Esta vez a Nisman le corrió un frío por la espalda porque el correo de origen desconocido que le habían mandado decía textualmente: ” Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío hijo de mil putas. ¿No te das cuenta que cambió la mano?”. Semejante aberración era solo el comienzo. El frío que le corrió por la espalda a Nisman fue porque le exijían que renunciara a la investigación o de lo contrario iban a matar a sus hijas, Iara y Kala. Ahi le enviaban algunas fotos de la casa y hasta del club que ellas frecuentaban y tenían un dato muy reservado que solo lo podrían haber conseguido con espias profesionales. Hablaban de una inminente mudanza de sus hijas y era algo real que muy pocos sabían. Por cuestiones de estudio, estaban por cambiar de domicilio a los pocos días. Había algunas precisiones que ni Alberto Nisman sabía.
Ahora puedo revelar la fuente porque Alberto Nisman ya murió. Hace exactamente dos años y cuatro días yo hablé largamente con él y me hizo revelaciones que hoy adquieren otro valor. El fiscal muerto estaba con mucha energía pero también, muy preocupado. Había recibido una amenaza mas grave que la decenas de aprietes semanales con las que querían intimidarlo. Esta vez a Nisman le corrió un frío por la espalda porque el correo de origen desconocido que le habían mandado decía textualmente: ” Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío hijo de mil putas. ¿No te das cuenta que cambió la mano?”. Semejante aberración era solo el comienzo. El frío que le corrió por la espalda a Nisman fue porque le exijían que renunciara a la investigación o de lo contrario iban a matar a sus hijas, Iara y Kala. Ahi le enviaban algunas fotos de la casa y hasta del club que ellas frecuentaban y tenían un dato muy reservado que solo lo podrían haber conseguido con espias profesionales. Hablaban de una inminente mudanza de sus hijas y era algo real que muy pocos sabían. Por cuestiones de estudio, estaban por cambiar de domicilio a los pocos días. Había algunas precisiones que ni Alberto Nisman sabía.
Nisman, víctima y síntoma
El fiscal fue víctima de una sociedad anómica, un sistema político
disfuncional y un gobierno perverso, corrupto y desconectado de la
realidad
Para escapar del Laberinto, donde habían sido encerrados por Minos,
Dédalo fabrico alas para él y su hijo, Ícaro, y así volar hacia la
libertad. Dédalo instruyó a Ícaro no volar cerca del sol, porque las
alas estaban adheridas a su cuerpo con cera. Desoyendo a su padre, sin
embargo, y ante la fascinación de ser capaz de volar, Ícaro voló tan
alto y tan cerca del sol que el calor derritió la cera que sostenían sus
alas. Las perdió y cayó al mar, donde murió.
La alegoría es por Alberto Nisman, quien voló demasiado alto para una
sociedad resignada a que los poderosos queden siempre impunes y la
verdad, oculta. Todos estos años siguiendo su investigación sobre el
caso AMIA, cada vez más cerca del fuego, siempre pensé en la analogía de
Ícaro. Nisman fue un Quijote dispuesto a llegar a la verdad hasta sus
últimas consecuencias. Descubrió que el gobierno que le encomendó esa
tarea, ahora, en la figura de la viuda y heredera política de quien lo
nombró, era cómplice de los criminales que él mismo había identificado y
acusado. Y eso por petróleo, así de insignificante.
Nisman se propuso exponer la simulación de un gobierno corrupto y
ahora también criminal. Su fingida retórica de derechos humanos, de
igualdad de género, tan progre y tan moderna, se desvanecería para
siempre ese lunes en el Congreso Nacional, ese lunes al que Nisman nunca
llegó. Ese lunes habría sido el momento más dramático de la historia
política argentina desde 1983. Y, al final, el día más dramático fue el
anterior, el domingo de su muerte, una muerte solitaria. Tan cerca del
fuego, el calor derritió sus alas.
Ahora mártir de la democracia argentina, no puedo dejar de pensar en
Nisman muriendo en un departamento de Puerto Madero, ese lugar horrible,
barrio irreal sin historia, ni afecto, ni identidad, burda imitación de
Miami Beach, pero más caro y sin sentido estético alguno. En ese lugar,
arquetipo del exceso y la ostentación, bunker del kirchnerismo y
aguantadero de sus más corruptos funcionarios, allí murió Nisman, en
soledad.
martes, 13 de enero de 2015
¿Qué es una putada? por Antonio Gala
Putada es comparar la jubilación de un diputado o diputada con la de una viuda.
Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.
Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.
Putada es
colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con
sueldo) que ya desearían para sí los técnicos mejor cualificados.
Putada es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.
Putada es que a
un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para
ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).
Putada es el
costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales,
chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por
doquier.
Putada es que
sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año (48 días en
Navidad-enero, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos de ellos se
declaran laicos- más 82 días en verano).
Putada es que
ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política,
cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden
legalmente percibir dos salarios del erario público.
Putada es que
se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad
que los funcionarios los únicos que representan un costo para el
bolsillo de los ciudadanos...
Putada es que
nos oculten sus privilegios, mientras vuelven a la sociedad contra de
verdad les sirven, hablando de política social y derechos sociales.
¡Qué Putada!...
¡Qué Putada!...
Yo no soy Charlie Hebdo
A los periodistas de Charlie Hebdo se les aclama ahora
justamente como mártires de la libertad de expresión, pero seamos
francos: si hubiesen intentado publicar su periódico satírico en
cualquier campus universitario estadounidense durante las dos últimas
décadas, no habría durado ni treinta segundos. Los grupos de estudiantes
y docentes los habrían acusado de incitación al odio. La Administración
les habría retirado toda financiación y habría ordenado su cierre.
La reacción pública al atentado en París ha puesto de manifiesto que
hay mucha gente que se apresura a idolatrar a quienes arremeten contra
las opiniones de los terroristas islámicos en Francia, pero que es mucho
menos tolerante con quienes arremeten contra sus propias opiniones en
su país.
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