sábado, 4 de abril de 2015

Las últimas mujeres chinas de pies rotos

 Décadas después de que se prohibiera la práctica de vendar los pies, la fotógrafa británica Jo Farrell retrató a las últimas mujeres que lo hicieron por su propia voluntad u obligadas por sus padres

Décadas después de que se prohibiera la práctica de vendar los pies a las mujeres en China, una fotógrafa británica retrató a las últimas mujeres que lo hicieron por su propia voluntad u obligadas por sus padres. Fue con gran orgullo que Su Xi Rong le mostró sus pies a la fotógrafa Jo Farrell. Vendados desde que tenía siete años, eran tan pequeños que le habían hecho ganar fama por su belleza. Esta mujer de 75 años es una de las últimas que fue sometida a esta práctica desde que se prohibió formalmente en 1912. Durante ocho años Farrell visitó a más de 50 mujeres como ella. Sus historias, dice, la sorprendieron por el orgullo y empoderamiento que encerraban.

Pese a la prohibición, la práctica -que según creían hacía los pies más bellos y promovía la obediencia de la mujer- continuó en muchas zonas rurales hasta la Revolución Cultural de 1949. A lo largo de sus viajes por las provincias de Shandong y Yunnan, Farrell encontró abuelas felices de mostrarle los resultados de años de atarse los dedos bajo los pies.  "Mucha gente habla de lo barbárico de esta tradición, pero también era una costumbre que empoderaba a las mujeres", señala Farrell. "Les proporcionaba una vida mejor. Hacían lo que era mejor para ellas". Debido a las tradiciones feudales, las mujeres de pies grandes tenían muchas menos posibilidades de casarse. Los casamenteros preferían a las mujeres de pies vendados porque esto demostraba que podían tolerar el dolor y que "no se quejarían como esposas", explica la fotógrafa. Su Xi Rong recuerda cómo su abuela la castigaba cortándole la piel de sus dedos cuando la descubría tratando de quitarse las vendas.

viernes, 6 de febrero de 2015

El auge de la crueldad

 Visualizar la barbarie en directo siempre ha gozado de gran predicamento; lo nuevo es que ahora se ofrece estés donde estés y al momento. Quemar a un rehén y las degollinas del Califato intensifican el efecto contagio
Luis Goytisolo

Casi podría decirse que la crueldad está ya en el principio. Es decir: como por encima de los orígenes de la humanidad, en ese tiempo anterior al que se refieren la mayor parte de las creencias religiosas: dioses que devoran a sus hijos, o que destruyen ciudades por la conducta lasciva de sus habitantes, o que castigan a toda la especie humana porque alguien se comió una manzana. De ahí que la imagen que tenemos de las antiguas civilizaciones esté indefectiblemente teñida asimismo de crueldad: sus guerras, sus conquistas, la propia vida cotidiana. Una imagen siempre vinculada, a modo de inevitable contrapartida, a la expansión y el esplendor de absolutamente todos los imperios.

Su brusca reaparición, tras varias décadas de buenismo que la daba poco menos que por extinguida, no supone de hecho una novedad ni a nivel individual ni colectivo, trátese de la ejecución de prisioneros, rehenes o como se quiera llamarles, o del típico crimen pasional fruto de los celos o el despecho. Lo que sí ha cambiado, lo único que ha cambiado, es su percepción por parte de la sociedad. Y es que desde los asesinatos cometidos por miembros del Califato o por las milicias enfrentadas del ámbito islámico hasta la reconstrucción del asesinato de una mujer a manos de alguien que por lo general tenía ya antecedentes, la televisión y demás pantallas grandes y pequeñas hoy nos informan de los hechos al momento. Esto es lo realmente nuevo: estés donde estés y al momento.

domingo, 1 de febrero de 2015

“Alguien tiene que morir”


La vocación del mal en Argentina

Con la muerte de Nisman, si ya teníamos un tejido social perforado, ahora entramos en la etapa de la descomposición del mismo. Si algo quedó claro en los últimos días en nuestro país es que el Crimen Organizado, además de estar consagrado, fundamentalmente en su vertiente narco, también está lo suficientemente bien asentado como para lograr que la impunidad esté por encima de la justicia.

Transitamos en lo que va del año la peor cosecha de cadáveres. Nos asentamos en la debacle y esperamos, ante el cinismo preponderante, lo peor. Porque lo peor no se encuentra en el imaginario colectivo sino en la barbarie cotidiana que refleja que la creación de nuevas policías no ha sido más que funcional a la criminalidad y que en nuestro país, de la custodia, también hay que cuidarse.

Con "custodia" asesinaron a Norma Bustos en Rosario (2014). Con "custodia" asesinaron a Alberto Nisman en CABA (2015). Nos hemos convertido a pesar del relato, en un paradigma de impunidad en el cual, el aparato reproductivo de la muerte es la consecuencia primaria de la forma en la que el Simulacro que nos gobierna a nivel Nación, decidió combatir el delito.

Así es como en la brutal tergiversación, la injusticia se acomodó por encima de la Justicia reproduciendo de forma voraz a Candela. Se multiplicaron en lo cotidiano, Candelas. Con la petulancia del manoseo de las "investigaciones". Con ls dudas sobre las fuerzas de seguridad embebidas en una profunda opacidad. En donde los espectros criculan casi exultantes ante la falta de verdad. Una y otra vez, volver a matar al muerto en un agiornado Estado de Naturaleza con una construcción ética y estética acomodada en la negación como herramienta retórica de desvío y tergiversación. 

Rosario lleva 25 muertos en lo que va del año y el conurbano supo cosechar 6 cadáveres en cinco días. Las nuevas policías, en su precaria formación y "sensibilidad" al delito, no hacen más que multiplicarlo en los dos primeros puestos del PBI Narco delictivo del país. Pero son un buen instrumento, como ocurriría en los países que ya las están aboliendo, de lavadero y desvío.

lunes, 26 de enero de 2015

Una novela de impunidad que dura dos décadas

 El ataque terrorista a la AMIA causó 85 muertos y 300 heridos


El lunes 19, los argentinos despertamos con la noticia de que el fiscal Nisman, quien días antes había acusado a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y al canciller [ministro de Exteriores] Héctor Timerman de encubrimiento del atentado a la AMIA, estaba muerto de un balazo en la sien. El impacto de la noticia continúa retumbando en la cabeza de los argentinos. La muerte del fiscal es sólo el último capítulo en la novela de impunidad iniciada hace más de dos décadas. Como en las novelas policiales, la investigación se concentra hoy en las pruebas de restos de pólvora, huellas digitales y llamadas telefónicas. Pero sin un entendimiento completo de los hechos que comienzan hace más de dos décadas, es imposible comprender la gravedad de la situación actual. El 17 de marzo de 1992, un ataque terrorista a la Embajada de Israel en Argentina causó 29 muertos y 242 heridos. Si bien se realizaron numerosas investigaciones, el caso continúa en la impunidad. La hipótesis principal es que el grupo libanés Hezbolá estuvo detrás del ataque.

La bomba en la embajada y la impunidad que la acompañó sembraron el terreno para que dos años mas tarde, el 18 de julio de 1994, otra bomba, esta vez en la Asociación Mutal Israelita Argentina, matase a 85 personas. La investigación judicial estuvo desde un comienzo plagada de graves irregularidades, en donde las huellas supuestamente secretas del Servicio de Inteligencia argentino se vislumbran a cada paso. El informe del doctor Claudio Grossman, observador del juicio en representación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), no deja ninguna duda. Apenas iniciada la investigación, el juez de la causa, Juan José Galeano, presionó a la persona identificada de haber entregado la camioneta con 300 kilos de dinamita que derrumbó el edificio de la AMIA, para que identificase como responsables a policías de la provincia de Buenos Aires, ignorando otras líneas de investigación. A partir de ahí, todo el resto de la prueba quedó seriamente contaminada. En el encubrimiento y la implantación de prueba falsa, participaron varios funcionarios del poder judicial, del poder ejecutivo y del poder legislativo, todos guiados por la mano del Servicio de Inteligencia.

A bailar


sábado, 24 de enero de 2015

Matar al rusito descerebrado

Por: Alfredo Leuco

Ahora puedo revelar la fuente porque Alberto Nisman ya murió. Hace exactamente dos años y cuatro días yo hablé largamente con él y me hizo revelaciones que hoy adquieren otro valor. El fiscal muerto estaba con mucha energía pero también, muy preocupado. Había recibido una amenaza mas grave que la decenas de aprietes semanales con las que querían intimidarlo. Esta vez a Nisman le corrió un frío por la espalda porque el correo de origen desconocido que le habían mandado decía textualmente: ” Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío hijo de mil putas. ¿No te das cuenta que cambió la mano?”. Semejante aberración era solo el comienzo. El frío que le corrió por la espalda a Nisman fue porque le exijían que renunciara a la investigación o de lo contrario iban a matar a sus hijas, Iara y Kala. Ahi le enviaban algunas fotos de la casa y hasta del club que ellas frecuentaban y tenían un dato muy reservado que solo lo podrían haber conseguido con espias profesionales. Hablaban de una inminente mudanza de sus hijas y era algo real que muy pocos sabían. Por cuestiones de estudio, estaban por cambiar de domicilio a los pocos días. Había algunas precisiones que ni Alberto Nisman sabía.

Nisman, víctima y síntoma

 El fiscal fue víctima de una sociedad anómica, un sistema político disfuncional y un gobierno perverso, corrupto y desconectado de la realidad


Para escapar del Laberinto, donde habían sido encerrados por Minos, Dédalo fabrico alas para él y su hijo, Ícaro, y así volar hacia la libertad. Dédalo instruyó a Ícaro no volar cerca del sol, porque las alas estaban adheridas a su cuerpo con cera. Desoyendo a su padre, sin embargo, y ante la fascinación de ser capaz de volar, Ícaro voló tan alto y tan cerca del sol que el calor derritió la cera que sostenían sus alas. Las perdió y cayó al mar, donde murió.
La alegoría es por Alberto Nisman, quien voló demasiado alto para una sociedad resignada a que los poderosos queden siempre impunes y la verdad, oculta. Todos estos años siguiendo su investigación sobre el caso AMIA, cada vez más cerca del fuego, siempre pensé en la analogía de Ícaro. Nisman fue un Quijote dispuesto a llegar a la verdad hasta sus últimas consecuencias. Descubrió que el gobierno que le encomendó esa tarea, ahora, en la figura de la viuda y heredera política de quien lo nombró, era cómplice de los criminales que él mismo había identificado y acusado. Y eso por petróleo, así de insignificante.

Nisman se propuso exponer la simulación de un gobierno corrupto y ahora también criminal. Su fingida retórica de derechos humanos, de igualdad de género, tan progre y tan moderna, se desvanecería para siempre ese lunes en el Congreso Nacional, ese lunes al que Nisman nunca llegó. Ese lunes habría sido el momento más dramático de la historia política argentina desde 1983. Y, al final, el día más dramático fue el anterior, el domingo de su muerte, una muerte solitaria. Tan cerca del fuego, el calor derritió sus alas.

Ahora mártir de la democracia argentina, no puedo dejar de pensar en Nisman muriendo en un departamento de Puerto Madero, ese lugar horrible, barrio irreal sin historia, ni afecto, ni identidad, burda imitación de Miami Beach, pero más caro y sin sentido estético alguno. En ese lugar, arquetipo del exceso y la ostentación, bunker del kirchnerismo y aguantadero de sus más corruptos funcionarios, allí murió Nisman, en soledad.

martes, 13 de enero de 2015

¿Qué es una putada? por Antonio Gala



Putada es comparar la jubilación de un diputado o diputada con la de una viuda.
Putada es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.
Putada es que los diputados sean los únicos trabajadores (?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del ISR.
Putada es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían para sí los técnicos mejor cualificados.
Putada es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.
Putada es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).
Putada es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.
Putada es que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año (48 días en Navidad-enero, más 17 en Semana Santa -a pesar de que muchos de ellos se declaran laicos- más 82 días en verano).
Putada es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.
Putada es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.
Putada es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios los únicos que representan un costo para el bolsillo de los ciudadanos...
Putada es que nos oculten sus privilegios, mientras vuelven a la sociedad contra de verdad les sirven, hablando de política social y derechos sociales.
¡Qué Putada!...

Yo no soy Charlie Hebdo

David Brooks 

A los periodistas de Charlie Hebdo se les aclama ahora justamente como mártires de la libertad de expresión, pero seamos francos: si hubiesen intentado publicar su periódico satírico en cualquier campus universitario estadounidense durante las dos últimas décadas, no habría durado ni treinta segundos. Los grupos de estudiantes y docentes los habrían acusado de incitación al odio. La Administración les habría retirado toda financiación y habría ordenado su cierre.
La reacción pública al atentado en París ha puesto de manifiesto que hay mucha gente que se apresura a idolatrar a quienes arremeten contra las opiniones de los terroristas islámicos en Francia, pero que es mucho menos tolerante con quienes arremeten contra sus propias opiniones en su país.