Visualizar la barbarie en directo siempre ha gozado de gran
predicamento; lo nuevo es que ahora se ofrece estés donde estés y al
momento. Quemar a un rehén y las degollinas del Califato intensifican el
efecto contagio
Luis Goytisolo
Casi podría decirse que la crueldad está ya en el principio. Es
decir: como por encima de los orígenes de la humanidad, en ese tiempo
anterior al que se refieren la mayor parte de las creencias religiosas:
dioses que devoran a sus hijos, o que destruyen ciudades por la conducta
lasciva de sus habitantes, o que castigan a toda la especie humana
porque alguien se comió una manzana. De ahí que la imagen que tenemos de
las antiguas civilizaciones esté indefectiblemente teñida asimismo de
crueldad: sus guerras, sus conquistas, la propia vida cotidiana. Una
imagen siempre vinculada, a modo de inevitable contrapartida, a la
expansión y el esplendor de absolutamente todos los imperios.
Su brusca reaparición, tras varias décadas de buenismo que la daba poco menos que por extinguida, no supone de hecho una novedad ni a nivel individual ni colectivo, trátese de la ejecución de prisioneros, rehenes o como se quiera llamarles, o del típico crimen pasional fruto de los celos o el despecho. Lo que sí ha cambiado, lo único que ha cambiado, es su percepción por parte de la sociedad. Y es que desde los asesinatos cometidos por miembros del Califato o por las milicias enfrentadas del ámbito islámico hasta la reconstrucción del asesinato de una mujer a manos de alguien que por lo general tenía ya antecedentes, la televisión y demás pantallas grandes y pequeñas hoy nos informan de los hechos al momento. Esto es lo realmente nuevo: estés donde estés y al momento.
Su brusca reaparición, tras varias décadas de buenismo que la daba poco menos que por extinguida, no supone de hecho una novedad ni a nivel individual ni colectivo, trátese de la ejecución de prisioneros, rehenes o como se quiera llamarles, o del típico crimen pasional fruto de los celos o el despecho. Lo que sí ha cambiado, lo único que ha cambiado, es su percepción por parte de la sociedad. Y es que desde los asesinatos cometidos por miembros del Califato o por las milicias enfrentadas del ámbito islámico hasta la reconstrucción del asesinato de una mujer a manos de alguien que por lo general tenía ya antecedentes, la televisión y demás pantallas grandes y pequeñas hoy nos informan de los hechos al momento. Esto es lo realmente nuevo: estés donde estés y al momento.